sábado, 1 de mayo de 2010

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET XI : LUGHNASADH



La primera noche del Lughnasadh era la elegida para venerar al Dios Barfet. En esta noche, serían las más hermosas doncellas elegidas por las hijas de la luna, las que acompañarían al Dios en su camino por la tierra, otorgándoles a las dos elegidas el honor de representarlo en las fiestas del Noviham, cerca de la época de las nieves.

La Orden, debía preparar cada detalle para la buena conclusión de tan importante acontecimiento. Habían pasado muchas noches para que todo saliera perfecto y con los nervios a flor de piel, afrontábamos con decisión y valentía, el momento tan esperado.

Las jóvenes muy inquietas vestían su nívea piel con las más hermosas túnicas. Sus cabellos lucían pequeñas flores blancas y violetas, enredadas en sus juguetones rizos. Los labios tocados por el rosa de los pétalos de una singular orquídea, acompañaban a unas sonrosadas mejillas, signo de la juventud y belleza de las damas.

La comunidad élfica del bosque Aziwa, cercano a la aldea, abría con sus hadas revoloteando entre los aldeanos, el cortejo en honor al dios Barfet, que se dirigía hacia el claro destinado a la ceremonia y que portaría a las bellas jóvenes hacia su destino. La luz, la fantasía y la chispa de las simpáticas hadas dieron paso a la juventud más tierna y dulce de las pequeñas damas, que sonreían destilando ilusión y llenando el aire de estrellitas de colores con su alegría. Los atractivos elfos, que atraían todas las miradas, eran seguidos por las jóvenes damas que caminaban con elegancia y distinción.

Las flores decoraban el altar, el claro del bosque repleto de humanos, hadas, duendes y demás comunidades de la comarca, vitorearon la llegada de las damas, a las que con una lluvia de jazmín dieron la bienvenida. Estas accedieron al altar por un pasillo mientras sonaban las más hermosas melodías. Shymor y Lamarys fueron los que condujeron la ceremonia y pidieron la bendición y presencia del Dios Barfet. Tras las angelicales voces de unas ninfas del aire, fueron unos duendes los que regalaron a las jóvenes una banda de delicadas flores silvestres que las designaban como damas del nuestro Dios.

Shymor y Lamarys, en el centro del claro, unieron sus manos para convocar al Barfet, que entre una niebla espesa y cientos de explosiones de color, apareció con dos coronas de piedras preciosas en su mano. Se acercó a las elegidas, y con especial cariño, las coronó como Reinas del Noviham, y sus representantes en la tierra durante ese año lunar. El pueblo explotó en un efusivo y enloquecido aplauso que continuo con una fiesta hasta que el alba nos sorprendió.

Se hizo de día, y agotados pero felices, los guerreros y guerreras caminaban a sus tiendas para descansar de tan arduo trabajo.

Insthar

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