miércoles, 22 de julio de 2009

DEVORADA


Inocente y confiada camino por la calle, en mis manos una bandeja de plata, con los mejores manjares que pude conseguir. Con la mejor sonrisa y una ilusion manifiesta me dirijo hacia esas dulces niñas, que chismorrean en el parque. Con la alegria que derrochan mis palabras, capto la atencion de las inquietas niñas, que se abalanzan como hienas a mis dulces. Como bestias acaban con ellos, sus bocas repletas de golosinas no les permite casi respirar.La gula les impide escuchar mi nombre y mis bondadosas intenciones, tan solo perciben el olor a comida. La bandeja cae al suelo estrepitosamente, las golosinas se han acabado y sus feroces miradas se dirijen hacia mi.
Sus rostros han cambiado, se muestran agresivos, los colmillos sobresalen de su boca, y su lengua acaricia sus labios mirando mis piernas. Se abalanzan sobre mi, sus colmillos se clavan en mi tierna carne.La sangre corre por mi piel, tintandome de crueldad y dolor.Mis gritos aunque desgarradores son silenciados, por la bella imagen que destilan esas niñas .Tan solo, yo puedo sentir sus garras en mi espalda, como succionan mi sangre, como despedazan mi cuerpo por placer. Tan solo yo, siento sus colmillos .
La inconsciencia intenta apaciguar mi sufrimiento pero es en vano ,pues hasta ella ,teme a estas alimañas. Con sus garras separan la carne de mi torax ,rompen mis costillas hasta ver con sus pequeños ojos oscuros ,mi corazon. Una risotada voctoriosa retumba en mi cabeza, hasta que mis ojos, pueden ver mi corazon fuera de su cavidad. Poco a poco ,me dejo llevar por el rio de mi sangre que se esparce por la tierra.Dejo caer mis parpados hasta que ,tan solo una imagen despiadada se queda en mi recuerdo. Son ellas, entre carcajadas y con mi corazon en sus manos.

La madre tierra me contó, que guiadas por la avaricia ,quisieron poseer mi corazon.Lo mordieron con sus afilados colmillos ,pero....no pudieron sobrevivir a la pureza de el y en unos segundos ,mientras mi carne recorria su cuerpo, ellas se deshacian en polvo.
La madre tierra me dijo ,que ese polvo cayo en un volcan donde su maldad quedo apresada.

En mi espalda conservo las marcas de sus garras, pero mi corazon sigue puro ,volando entre las nubes.
Insthar

miércoles, 15 de julio de 2009

MI ANGEL



Frente a las puertas del hotel, la maleta espera a mis pies, impaciente por ser vaciada. Como cada verano, vuelvo a mi lugar de descanso, un pueblo costero del mediterráneo que me ayuda a evadirme del ajetreo de la gran ciudad. Entro en el hotel, y una agradable recepcionista me acompaña a la tercera planta, donde se encuentra mi habitación, mientras me comenta las actividades que harán esa misma noche en la playa. Entre todas ellas, hay una que me incita curiosidad, una clase de Yoga Nidra a la luz de la luna. Decidida a probarla, le pregunto a la recepcionista todos los detalles de la clase. Tras ducharme y cambiarme de ropa, me quedan unos minutos para poder pasear hasta la playa, donde dejarme llevar como una pluma mecida por la brisa.
A lo lejos, observo como la profesora de Yoga lo prepara todo; velas, incienso, y la música, que nos ayudará a desconectar de este mundo viciado y frenético, que subyuga nuestra alma. Decido sentarme unos minutos en un banco del paseo, antes de acercarme a los demás. Fijo mi mirada en el mar, esta noche en calma, por la presencia de una luna radiante y hermosa, testigo de amores escondidos y encuentros fugaces. Respiro profundamente, acaparando toda la energía que me trasmite esta estampa, y serena, me acercó al grupo.
Un tímido saludo nace de mi garganta para morir en mis labios, al naufragar en unos ojos oscuros como el negro abismo. Anclada en ellos, muevo mis brazos luchando por emerger de sus densas aguas, cuando el saludo de Laura, la profesora, consigue arrastrarme nuevamente a la orilla de la realidad. De rostro apacible y mirada enigmática, ese caballero de tez morena y porte atlético ha desintegrado mi coraza, con tan solo una mirada.
Con una inquietud que acelera mi corazón, intento huir de esos ojos negros para concentrarme en la clase de meditación. Nos tumbamos formando un círculo, con el rostro en dirección al manto de estrellas, que nos vigilan desde el cielo. La arena fina y blanca recoge nuestro cuerpo y lo acomoda en su extensión, mientras las dulces palabras de Laura nos instan a explorarlo desde nuestro interior. Cierro los ojos, el sonido del mar funde mi masa con la arena, convirtiéndome en un granito más. Comenzamos un camino por el límite entre la consciencia y la inconsciencia, la realidad y los sueños. El aroma a sal, mezclado con el delicado rocío de la noche, me envuelve de una frescura mágica, que provoca la huida de mi ser para vagar por el cielo, ausente de nubes. Pero la negrura de mis miedos encoge las alas de mi mente, arrastrándola nuevamente a mi cuerpo, que descansa en la arena. Me sobresalto al explorar los recovecos de mi alma, dejando escapar una lágrima de impotencia, ante el abatimiento que me impide iluminar esta oscuridad.
En ese instante, un eléctrico roce me inunda de paz. Unos dedos suaves y delicados me toman la mano, que rendida yace sobre la arena. Me aferro con fuerza a ella, y me dejo llevar. Un nuevo viaje comienza, mi ánima se despega lentamente del envase que lo encarcela en este mundo mortal y se incorpora buscando al amo de esa mano. Es él. Vuelvo a hundirme en su mirada, pero esta vez no luchare por salir, descansaré en el sosiego de sus aguas, sintiendo cada gota por mi piel como si de sus manos se tratara.
Estoy tan cerca de sus labios, que escucho como susurran mi nombre, como reclaman mi cariño. Ha secuestrado mi razón y tan solo dirige mi barco una pasión desbordada, por un sentimiento arrebatador. Acaricio su mejilla, y respondo a su llamada, mis labios rozan los suyos, al tiempo que en mi ser explotan de euforia cientos de moléculas. Cientos de inquietos piececitos corretean por entre mis costillas de aire, mi corazón de seda palpita alocado por el alboroto y una centelleante sonrisa decora mi rostro. Dos esencias traslucidas, de humo y polvo de estrellas, vagan rumbo al infinito, donde dar rienda suelta a su amor.
Ante la ruborizada mirada de la luna, sus manos exploran mi efímera silueta, recorren mis largas piernas para desembocar en el valle de mi abdomen. Arqueo mi espalda implorando la continuidad de su excitante ternura. Sinuosas curvas trazadas que siguen el curso, entre las montañas de mis senos, hacia mi sedienta boca. Aprisiona mi rostro con sus manos, con una sensibilidad que hiere en su pureza y pone a mi merced su alma, con un cálido beso que envidiaría la misma Afrodita. Siento el latir de su corazón en mi espalda, me envuelve con sus poderosos brazos, mientras me susurra al oído, palabras encadenadas que originan una hermosa melodía. Me giro sin separarme de él, celosa del aire que se interpone entre nosotros. Mientras jugueteo con los rizos de su pelo, le miro fijamente a sus ojos que me llevan a una preciosa locura. Capturo las palabras que danzan por mi garganta, para regalarle aquello que mi corazón siente estando en sus brazos, cuando una fuerza sobrenatural tira de mí hacia la tierra. Me arranca de sus brazos, mi corazón se diluye entre las nubes, se aferra a él, no quiere dejarlo marchar. Con un grito ensordecedor vuelvo a la amarga conciencia. Me incorporo en la arena de la playa. Miro a mí alrededor, la clase ha terminado y todos recogen sus cosas y se marchan de vuelta al hotel.
Él, ya se fue y con el corazón encogido, me abstraigo con la mirada perdida, en la calmada marea de esa noche. La tristeza atormenta nuevamente a este cansado cuerpo. Las lagrimas conquistan el templo de mis ojos, pero unas palabras arrullan mis oídos, al tiempo que siento su mano en mi mejilla.”Nunca soltaré tu mano”. Una sonrisa volvió a mi rostro, mis labios escribieron en el aire su nombre, que tan solo acalló un apasionado y ansiado beso que unió aquello que la envidiosa luna quiso separar.
De vuelta al hotel junto a él, mis labios no derrocharon palabras, intentando que no se escapara ni un ápice de la felicidad que me colmaba. Tras la puerta de mi habitación, cogidos de la mano volamos hasta la luna, paraíso de amantes.
En esta noche inesperada, encontré aquello que no se busca. Lo encontré a él.

Insthar

 15 de julio de 2009

lunes, 13 de julio de 2009

LA GUARDIANA

Bienvenidos a mi hogar.


La puerta, escondida tras madreselvas frondosas, esta custodiada por una mujer de gélida mirada, severas facciones e imponente porte. A aquel que, con oscuras intenciones, se acerque a mi puerta, perecerá bajo el poder de su rabia y ferocidad, si su cruel mirada no ha lapidado la osadía de los intrépidos.
Tan solo, aquellos que no han temido por su suerte ante mi cancela. Aquellos que resplandecen en luz brillante, aquellos incautos que picados por la curiosidad en mi casa, han conseguido embaucar con dulces artes a mi guardiana ,que rige la entrada a mi casa. Solo ellos, han franqueado el umbral de mi alma.
Desde mi ático, hace tiempo que un intrépido joven conversa con ella, consiguiendo que suavice su mueca de disgusto, incluso su mirada, es mas dulce. La coraza helada se derrite por momentos, hasta que inevitablemente, ese joven se ha ganado la entrada.
La sorpresa y la congoja danzan al unísono en este ático, una ríe extasiada por poder jugar con alguien, la otra camina nerviosa por la sala, hasta hacerse un ovillo ante la nueva situación que se le presenta. Ese niño camina sobre la hierba fresca de los pasillos de mi casa, entre arboles de hojas azules y frutos sabrosos. Florecillas cantarinas le reciben con alegría, que entre risas, reciben sus caricias juguetonas. Fascinado por el mundo mágico, que escondía la azul mirada de su guardiana, se adentra en un inmenso bosque donde las hadas del aire revolotean a su alrededor, haciéndole cosquillas en su mejilla. Le llevan en volandas hasta un enorme tobogán de madera, que le trasporta en un viaje frenético hasta mis pulmones, donde se agarra con fuerza, cortándome el aire, para no caer en el abismo oscuro de mis entrañas. Son los duendes, los que corretean por las costillas donde se esconden, perciben el peligro. Saltan al diafragma y lo extienden todo lo que pueden ,para rescatar al joven, que aunque un tanto asustado, soltaba gritos de júbilo ante esa aventura. Cientos de duendes, cogían fuerte la improvisada tela, al tiempo que le instaban a saltar sobre ella. Se dejo caer. Los duendes con un lenguaje ininteligible le obligaron a seguirles. Escalaron las costillas, se asombraron por la fuerza del corazón, y subieron hasta la boca reptando por la garganta. Los duendes, que eran tremendamente traviesos, hicieron una parada en el colchón de mi lengua para dar cientos de volteretas. De pronto, se escucho una voz suave y delicada.
- “Donde estáis? Yo también quiero jugar….”
El joven pregunto de quien era esa voz, pero tan solo encontró una respuesta. Los malvados duendes le empujaron por donde había subido .Caía por la tenebrosa garganta, hasta que una mano cogió la suya. De níveo rostro, de grandes ojos y esponjosos labios, una tímida niña le agarraba con fuerza.
- “Hola, por fin has llegado, llevaba esperándote mucho tiempo.”
Un mundo especial sin descanso, donde dejarse levar por su imaginación y sus deseos. Esa niña ,sabia que vendria, que encontraria el camino para llegar a ella y que en ese instante, los recuerdos magicos abarrotarian el baul de su vida.
Bienvenido a mi alma
Insthar

martes, 7 de julio de 2009

CACERIA

Mira una y otra vez a ambos lados, guarda silencio afinando el oído a cualquier atisbo de intrusión en su bosque. Espera temerosa e impaciente, por no encontrar ningún resquicio de los crueles cazadores. La temporada ha empezado, con los primeros rayos de sol, el bosque solitario, mágico rincón de fantasías, se convierte en el escenario de una cruel persecución.
Belya decide adentrarse en un paseo, que no le asegura la vuelta a casa. Los primeros pasos, cautos y meditados, la llevan al lago cercano a saciar su sed, acusada por el temor a yacer en la hierba, regalando al cielo su último aliento. El desasosiego emerge de su mirada, pidiendo al viento, que esta vez, la suerte le guie por el destino. Poco a poco, se relaja la tensión que agarrota sus patas, el corazón decelera su palpitar, la sangre fluye tranquila por las carreteras de su cuerpo. Cierra los ojos un instante fugaz, su atención se centra el dejar libre la tensión mediante un largo suspiro. La alegría le arrebata el sentido, y comienza a botar por el bosque, corre, salta con una inmensa sonrisa en su cara, sus ojos iluminan su camino. Sin percatarse y arrastrada por la pasión de la libertad, se adentra en una zona muy peligrosa. Un silbido lejano llama su atención, obligándola a parar en seco. Estira su grácil cuello, sus orejas altivas buscan mas respuestas, su olfato investiga cada aroma que llega a ella, pero fueron sus ojos los que le mostraron su destino. Acorralada por cuatro orondos cazadores, que acariciaban con ternura el gatillo de su escopeta. Se acercaban a ella, para no perder esa gran pieza. Una hermosa cervatilla, de azul mirada, brillante pelaje, e imponente figura .Un manjar que provocaba en los cazadores que se lamieran sus abruptas bocas, imaginando tener esa tierna carne entre sus manos.
Belya, asustada presentía su futuro. En su mente, se filmaba una despiadada película donde esos salvajes la desprendían de su pelaje mientras aun respiraba, sus oscas manos agarraban su descuartizado cuerpo, como sus lenguas lascivas chupaban la sangre que borbotea de sus heridas. La ira ascendía por sus patas, hasta tocar su corazón, el valor escondió el miedo entre sus costillas, encarcelándolo de por vida. Y corrió, salto sobre ellos y huyó lo mas rápido que pudo…. En el camino una certera bala rozó su cuarto trasero. Con un dolor inaudito siguió su carrera por la vida, mientras le acompañaba una melodía enloquecida, su jadeante respirar, sus patas pisando con fuerza el suelo, y las susurrantes balas que buscaban su muerte.
Herida pero con vida se tumbo en su guarida,

deseando volver a ser libre, aunque... le cueste la vida.

Insthar Malar

miércoles, 1 de julio de 2009

MAS QUE PALABRAS...



http://www.youtube.com/watch?v=3LqGqRwbJg4&feature=related
En la distancia te observo atentamente, sumida en mis ensoñaciones, y recordando tu rostro mientras descansabas en el campo. Fijo mi atención en ti. Tu sonrisa se desborda por la comisura de tus labios, tu mirada chispeante atrae a cualquiera que ose posar su mirada en ti provocándole una alegría inaudita y sin razón. Donante de felicidad bailas pisando fuerte la hierba, recordándome. Mi imagen, mi perfume se acomodo hace tiempo en tu mente y me compartes con aquel que se cruza en tu camino. Compartes aquello que te regala mi compañía. Energía traslucida, limpia y mágica que desprendes por cada poro de tu piel, sin temor a extinguirla.
Pero sabes que esta mariposa vuela hacia otra dirección. Mariposa viajera y fugaz que sigue un camino paralelo hacia su flor de pétalos naranjas. Tan solo deseas que me pose en tu amarillos pétalos que abiertos al sol me reciben con una inmensa sonrisa. Cada mirada tuya me arrebata un poquito del corazón, pues jamás podre darte lo que tú me regalas cuando me miras, con cada abrazo al cerrar tus pétalos a mí alrededor al caer el sol.
Mis patitas saltan entre tus hojas en un juego divertido y arriesgado. Mis alas descansan durante unos minutos en tu paraíso, para volver a volar hacia el horizonte. La alegría corre por las veredas de mi cuerpo, llevando vida a cada rincón y generando una sonrisa grandiosa al verte, que me iluminara en mi camino.
Frente a mi, sabes que llega el momento de marcharme. Es el único momento que un aura de tristeza baña tus ojos. Por un instante, has sentido mi aleteo en tus mejillas, has hecho tuya mi respiración, has viajado por mi lago azul, y has comido de mis palabras, pero sabes que mi vuelo se aleja de ti, hacia un horizonte incierto pero mágico. Con tan solo una mirada, sin palabras, me has dado todo el amor que tu cuerpecito de Girasol puede acaparar.
Nunca podre devolverte ese regalo.

Insthar Malar

(10/04/2009)