Comienza un domingo más. Camino hacia la playa sin que mis pies toquen el suelo, fundida con la brisa matutina me dejo llevar hasta mi lugar favorito. Un solitario banco apartado del mundo pero con vistas al universo. Desde aqui, veo pasar cientos de rostros, cientos de cuadros en los que bucear para descubrir que esconden bajo sus ppintados lienzos. Algunos secretos inconfesables, amores perdidos, desconcierto, angustia y temor. Unos segundos en los que escarbo en ojos ajenos, en hombros abatidos y risas forzadas hasta que el angelk de la alegria se adentra en mi paisaje. mi mirada se colapsa con esa niña de rizos alocados, de vivos ojos y de sonrisa que ilumina este aciago domingo. Juega en la orilla ante la alegre y atenta supervision de sus padres. Mira las olas, el mar intentando comprender como baila de esa manera, como su agua se eleva hasta el infinito, como provocan burbujas, espuma . Preguntas que pintan en su rostro una mueca de incomprension, incluso preocupacion porque sus manos no pueden contener ese inmenso mar.
Se acerca más a la orilla, su traviesa mirada y su sonrisa inquieta, reclaman a su padre ,que conociendo a su pequeña espera cualqueir acontecimiento.
Irene corre hacia el agua, sonriendo ,gritando feliz. Quiere mojar sus pies, desea que el agua impregne su piel de sal y que en el camino algun cabalito de mar o incluso su amiga la sirenita ,le lleve a descubrir el fondo marino. Pero cunado sus deditos tocan el agua, la frialdad le arranca un silencio congelado. Sus piernecitas corren para salir de alli, en busca del calido abrazo de su padre. Pero solo unos minutos dura en los barzos de él, no esta convencida de este mar y quiere probar nuevamente. Nada es suficiente para nuestra pequeña Irene, quiere saber más . Vuelve a caminar mas despacio hasta las olas, que vienen y van jugando al escondite con la pequeña, pero esta no cesa en su empeño de conocer, de sentir cada emocion que este mar puede darle. Esta vez su valentia la llevo a esperar una gran ola. Sus piecesitos no se movieron del lugar donde habia acordado.Esperaba con mirada desafiante mientras su cuerpo comenzaba a temblar. Ella no escuchaba a ese duende oscuro que la isntaba a volver a los brazos de su papá. Esperó hasta que el agua le acarició los tobillos, hasta que baño sus rodillas ... pero, en el preciso momento ,su padre la cogio en bolandas y la miró a los ojos.
- Mi sirenita, mañana te mostraré el mar, bucearemos hasta encontrar el palacio de Neptuno....pero será mañana y conmigo.
Irene abrazo con fuerza ,casi ahogando a su papá y le beso tan fuerte que su boquita se marcó en la piel de él. Contenta se marchó de la playa ...antes de perder de vista al mar, le miró y si no me equivocó...quedó con él para la proxima cita. Esta batalla no habia terminado.
Una mañana dulce que torna de color un mundo de ojos apagados...de ventanas con persianas bajadas.
No cierres los ojos a lo dificil, a lo complicado .... abrelos y encontraras la solucion.
No busques a oscuras.
Insthar