sábado, 22 de mayo de 2010

ILUMINADA



No escucharás mis gritos, ni siquiera mis temores, no tendrás acceso a mis sentimientos, a mi dolor. Lugar vetado, para todo aquel que pueda romper mis hojas escritas, manchar de café las anécdotas, que mi mente recuerda con cariño o garabatear sobre mis sueños de papel. Paso restringido para aquellos que no respiren el aroma de las flores y tan solo se queden con su hermosura lejana, aquéllos que su piel no es suave, que la recubre cientos de espinas que hieren al que se acerca. Rio sin puente, sin piedras por las que traspasarlo para entrar en un mundo único, en el que se conocerán cientos de extrañas criaturas que narrarán por mis labios las mejores historias, o sentirán simples vacios repletos de palabras, de sabores que te trasportarán a lugares inciertos pero increíbles.
No escucharás lamentos, ni llantos, no encontrarás las huellas de mi decepción en mi rostro, ni el camino de las lagrimas que se derramaron ante la impotencia o la soledad. No encontraras marcas de mi debilidad o mi emoción. Tan solo verás a una mujer que con paso decidido y sin vacilar mira al horizonte, con una misión básica y primordial.
Quiero sentirme iluminada…
Mis pisadas hacen temblar a la tierra que piso, por la fuerza que imprimen, por el coraje que muestran con tan solo levantar un pie y adelantar al otro. Mis hombros erguidos muestran mi actitud, no encontrarás ningún resquicio por donde desmontar esta armadura. No encontrarás el botón que apague esta máquina.
Camino trasportada por mis sueños, mis ilusiones y mi sonrisa, aunque sobre mi piel descansan flechas de cristal que caídas del cielo o lanzadas por indios de largas plumas, han topado con la coraza de mi cuerpo.
Siguen clavadas en mi carne ,esperando el momento en el que aliviar su dolor. Las raíces que me impiden avanzar con rapidez, se agarran a mis tobillos temiendo el instante en que corte sus brazos.La sangre de los que cayeron frente a mi por su traición, me recuerda que la única bandera es la bondad, la claridad de una esencia pura. Mis pies descalzos caminan sobre piedras de aristas hirientes, que me avisan de la llegada al paraíso. El último reducto, el último sufrimiento absurdo antes de descansar en las apacibles aguas de mi mar.
 Allí donde el sol recarga mi luz, y la sal cierra mis heridas dejando una huella imborrable, el agua liquida los restos de las traiciones, de las decepciones, de las colmillos que un día penetraron en mi alma, abriéndome los ojos ante el mundo que ocultaba una capa de colores brillantes.
Bajo esa capa y con muchas mascaras se esconden….las flechas de cristal.
No escucharás mis gritos… tan solo verás una luz que cegará tu ira.
Quiero sentirme iluminada…

Insthar

jueves, 20 de mayo de 2010

BARBACOA....


Los dias más largos . El sol apacible y tranquilo derrama su energia sobre los pequeños transeuntes de todo el mundo. La brisa nos hace mas llevadera las horas de calor, ademas de los baños en el mar, que nos refrescan de un verano inminente. Con los primeros dias de playa, las primeras quemaduras en una piel adormecida por el pasado invierno, por la decisión de que libro llevar para aguantar tumbada en la horrorosa pero comoda arena y mientras en la radio se juegan el primer premio para la canción del verano....tan solo falta una cosa. La barbacoa.
Desde mi solitario sofá escuchó las risas en estrelladas noches, de amigos ,el silencio del glotón que fija su mirada en la proxima pieza de costilla que llevarse a la boca, los perros merodean entre las peirnas de los alegres comensales esperando su bondad que nunca llega. "Malditos egositas" deben pensar los famelicos chuchos, mientras las alas de mi nariz de extendien como las orejas de dumbo , absorbiendo cada apice del aroma de la carne sobre las ascuas. Mi estomago ruge , aburrido de las riutinarias pechugas y ensalada, de que solo sea bañada por el insipido liquido que solo produce hastío en él. Mi boca comienza a salivar imaginando las suculentas chuletas, los chorizos criollos, la panceta grasienta e hipercalorica. Pero mi mirada se dirige a la barra de m icocina americana donde descansa mi comida....pechuga de pollo y ensalada....
La ira me tira del sofá, comienzo apatear el suelo, a caminar sin rumbo ,buscando chuletas por entre las apredes aisladas de mi piso, sin suerte, por supuesto.
Vuelve a golpear mi mente, el fuego que prende en la barbacoa, las ascuas ardientes como las que en su dia prendian para quemar a las brujas. Brujas¡¡¡¡
Aquellas que una hermosa mañana de domingo endendieron la barbacoa, vistieron a la carne de chimichurri, aderezada con un buen vino ,o una cerveza fresquita. Brujas¡¡¡¡ Aquellas que convinieron con el aire para que bufará esa rica esencia ,ese aroma hacia mi casa. Brujas¡¡¡¡ Aquellas que conquistaron a los fantasmas para que estos elevaran al cielo mis ventanas y asi, ese aroma embriagador que enloquece a mi estomago, que hace soñar a mi lujuriosa boca hasta deshacerse , ese aroma que descansa en mi piel tostada recordandome a cada instante , el plato tan exquisito que habeis degustado, ese aroma penetre en mi casa y nunca se vaya. Brujas¡¡¡¡
Sigo aqui, solitaria en mi sofá...escuchando incesantemente el gran exito del verano ,mientras preparó una hoguera para quemar a las brujas¡¡¡¡¡¡.


Brujas¡¡¡¡¡
Una ira prolongada engendra odio...si no quereis que os odie....ya sabeis,jeje.

Insthar

miércoles, 12 de mayo de 2010

VENGANZA (SAKURA II)


Como la geisha mas prestigiosa de la ciudad, los acaudalados empresarios hacían cola por disfrutar de su compañía. Además de una extraordinario belleza y elegancia , cautivaba por su inteligencia y personalidad enigmática y serena. Un disfraz magnifico, para sus intenciones recién obtenidas ,tras esa noche por las calles de Tokio.
Bajo una sencilla sonrisa se ocultaba un deseo irreflenable de venganza , de aniquilar con crueles y despiadadas artes, a aquellos que rompieron en mil pedazos sus sueños de niña.
A sus oídos llegaron noticias, de que un poderoso señor del norte, estaba interesado en convenir una cena con ella. Con el único objetivo de conocer las más despiadadas maneras de robarle la vida a una persona, aceptó la poderosa oferta. El Señor descendía del mas prestigioso linaje de samurais ,que todavía quedaban con vida.
Esa noche, se vistió con el kimono mas distinguido y precioso, de sutiles malvas con gráciles golondrinas negras volando por su espalda, mientras en la parte delantera una lluvia de hojas de cerezo, se encadenaba en una cascada con delicadas luciérnagas, que emitían una luz de hilo de oro. Su rostro perfectamente maquillado. Sus apetecibles labios se mostraban como una sabrosa frambuesa ,con un intenso rosa fuerte que instaba a devorarlos. Unos ojos rasgados perfilados de khol negro que los hacían, si cabe, mas exoticos. Su mirada irradiaba un verde esmeralda, oculto tras su habitual color acaramelado, tan dulce como su sonrisa.
Una cena donde el respeto, dejó que el Señor despotricará hasta el infinito ,ante la paciencia infinita de la joven Sakura, que con los movimientos sibilinos de una mente muy audaz, llevó al caballero a que le instruyera, en los secretos del arte de la guerra. Pero, ella había comenzado sus clases hacia unos meses,  convirtiéndose en una alumna aventajada y en ese instante, comenzaba su misión.
Bajo su oki, escondía un letal veneno que acabaría con la vida del Samurai, en unas horas ,cuando estuviera alejado de su presencia. Mientras, él se quedaba encandilado con las jóvenes geishas que bailaban para él ,sakura untó unas gotas mortales del compuesto en el interior de su muñeca. El único contacto que podían tener los pretendientes con ella, era un beso en la muñeca sellando así ,un sincero interés por convertirse en su Danna, aquel que costearía su entrenamiento y formacion.
La luna llamaba la atención, con su plateada luz a los nocturnos. Bajo ella, se despidieron. Sakura sin mirarle a los ojos, le ofreció su muñeca. Él, con respeto cogió con delicadeza su mano, notando la calidez de esta, y se la acercó a sus labios, mientras la miraba a sus ojos verdes, separó los labios ,lamiendo con delicada armonía su piel para cerrar los labios en un beso húmedo y deseado.
En su interior, la ira crecía, tan solo mitigada por el deseo de recibir la nueva a la mañana siguiente tras  la huida de la luna.
Y Así fue. Lo encontraron muerto, con todos los vasos reventados por una excesiva presión. Sus ojos lloraban ríos de sangre, la nariz explotaba en grumos de sangre coagulada ,que rociaron la blanca alfombra de oso polar de un rojo fuerte. Su corazón estallo dejando su cuerpo inerte en el suelo. Un dolor inaudito ,solo comparable al que infundió en sus años de atroces actividades.
Pasaron 7 años ,hasta que terminó su formacion en el arte de la katana. Su estilo era único ,la delicadeza con la que preparaba el té era extensible a su destreza con ella, como si de un baile mágico se tratara, volaba rebanando todo lo que se ponía a su alcance.
 Ya estaba preparada.
Conocía el lugar, donde encontrar al sucio puerco que había manchado sus manos de sangre, y una noche de invierno mientras las primeras nieves caían tras un talon de gris acero, ella caminaba sola por las calles de una pequeña ciudad de japón. Había investigado sus antros, donde las risotadas estúpidas se colaban con el olor a sudor agrio y el sake barato. Tan solo tuvo que dar una vuelta por la zona, para notar que alguien la seguía, cerro los ojos, y pudo notar como el pestilente aroma de hiena emergía de su ser y penetraba por sus refinada nariz. Congeló sus miedos, su corazón y acaparó toda la rabia que había controlado durante tantos años. Las primeras palabras soeces chocarón en  sus timpanos, acrecentando el fuego que quemaba sus entrañas . Cuando él la agarró de la cintura, la cólera se expandió por el callejón con un gruñido aterrador, que dejo noqueado al atacante. De espaldas a él y mientras su  sucias manos apretujaban los discretos senos de Sakura ,ella golpeo con su cabeza su nariz dejándola rota en el instante. Con una magistral vuelta mientras sacaba la katana, rasgo su camisa marcando su torso con una penetrante herida , otro giro elevándose en el aire le cortó la arteria femoral, dejándolo en el suelo lloriqueando como una niña.
Sus labios no pronunciaron palabra alguna, tan solo deseaba que sus ojos vieran el sufrimiento en su cuerpo ,en su alma. Ella comenzó un baile por su cuerpo, pequeños cortes que le llevarían a desangrarse poco a poco . Antes de nada, le paró la herida femoral ,para que sufriera sin compasión. Cientos de pequeños cortes recubrieron el cuerpo del ogro. Esas manos que habían acariciado su piel, fueron abrasadas y una vez la piel se quedo pegada a la carne , la desprendió llevando a la inconsciencia a su enemigo. Tan solo, una inyección de adrenalina le llevaría a poder disfrutar tanto como ella, de su banquete.
Una vez, desplegadas las manos, le cortó la lengua y dejó su cuerpo herido en un lugar donde las ratas pudieran dar buen final a un ser tan horrible como él.
Limpió su katana y la escondió en la espalda de su kimono.
Así cerró el manatial de la ira, de los malos recuerdos que le atormentaban las noches...
Nunca volvió a su casa, nunca volvió a la escuela de geisha, viajo a occidente ,huyendo de una vida pasada que olvidar y renaciendo de las cenizas cual ave fénix.
Si te encuentras a una mujer como ella,  ten cuidado....

Insthar

sábado, 8 de mayo de 2010

SAKURA

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Una mañana de mayo, al alba se escucharon la sonrisa fresca de un bebe recién nacido. A las puertas de la habitación , su padre maldecia su suerte porque esa preciosa niña que abría sus profundos ojos oscuros al mundo.
Su madre, con lágrimas en los ojos, la cogió en sus brazos, ante la palpitante idea de acabar con su vida en ese preciso instante, pues no seria mejor la que le esperaba. Pero de la nada, una sonrosada flor de cerezo se posó en su hombro hasta desvanecerse en su piel, dibujando sus tonalidades, su esencia en la pequeña niña, que tan solo sonreía sin atisbar  el camino que le esperaba. Un regalo de los dioses que despego los malos pensamientos de la madre.
Renegada de los abrazos de su padre, anclada al ostracismo ,a la mas cruda soledad desde bebe. Al cumplir los dos años fue vendida a unos empresarios de la ciudad por varios sacos de arroz y unos monedas de cobre. Paso su infancia en un colegio, donde aprendió con sutileza a acariciar las cuerdas del Shamisen convirtiéndose en una virtuosa, a deslizarse como el trigo bajo la brisa en los bailes tradicionales, incluso la ceremonia japonesa del té. Pasaron los años, aprendiendo un oficio, siendo una joven triste con el único objetivo de erigirse como la mas prestigiosa gueisha de Japón.
La tranquilidad emanaba de su ser como las flores de cerezo se mecen en una tarde de mayo, su mirada apaciguaba los temores de los que se bañaban en ella, sus delicadas manos como suave seda tocaba la fina cerámica fascinando a miradas desconocidas.
Una noche, caminaba por las estrechas calles de la ciudad, cuando un nauseabundo olor penetró en su diminuta nariz, evocándola a tiempos olvidados, rememorando sin remisión momentos despiadados.
Su cuerpo joven se estremecía de miedo bajo la gran mole de su amo. Sudoroso, apretaba su orondo cuerpo contra ella, mientras sus regordetas manos cogían con fuerza su rostro para robarle su inocente esencia. Sus manos bofeteaban sin suerte las carnes de un depredador , sus piernas ejercían una fuerza inusitada para una niña ,aprisionando sueños románticos rasgados por un pestilente salvaje.
El dolor fue infinito cuando el indeseable clavó su daga en el alma de la pequeña, cuando hirió de muerte las fantasias de una bella sakura, cuando apagó la ilusión de un hada, cunado apagó la luz rosada que emergía de su piel. Esa pequeña flor de cerezo cayó de su rama, ante la fuerza y crueldad , de un animal.
Paralizada en mitad de la calle, no escuchaba el claxon de los coches que la instaban furiosos a que apartara su diminuto cuerpo del empedrado . Algo en su interior cambió, la flor de cerezo renació a base de ira ,rabia y violencia contenida. Mucho tiempo había pasado pero el tacto de sus manos en su piel todavía le quemaba las entrañas. Un grito desgarrador se fundió en la noche, tras el vuelo asustado de cientos de murciélagos que ocultos en la noche ,vigilaban los pasos de los transeúntes.
Algo cambió en su porte, apareció el instinto y la venganza...
Continuará

Insthar

jueves, 6 de mayo de 2010

HUGO




Como un rayo que cruje sobre las oscuras nubes, que amenazan con llorar desconsoladamente sobre nosotros. Como un rayo que parte la tierra en mil pedazos, mostrándonos lo etéreo, la debilidad de lo que nos rodea. Como un rayo que con una potente luz nos despierta de un sueño inducido , de un aletargado caminar sin rumbo que nos aleja de lo que nuestra alma siente. Un rayo que destruye el panel japones que oculta el paisaje que no deseamos ver, aquel que la estruendosa luz nos ha obligado a percibir.
Pero tras el apocalíptico rayo que nos eleva a la conciencia ,aparece la mas pétrea oscuridad.
Como un rayo, que sobresalto al pequeño Hugo precipitando su más preciado tesoro, aquel que encontró una tarde de verano entre arboles. Una pequeña figurita de delicado cristal, que proyectaba incansable cientos de colores al contacto con la luz, mientras en la oscuridad moría su magia. Obnubilado pasaba las horas ,preguntanse el porque de esa maravillosa fantasía, generar luces ,ilusiones, generar cariño siendo tan solo una figurita de crital. Ese día ,su madre se la quiso arrebatar ...
- La pondremos tan alto del suelo que nunca pueda romperse, la llevaremos cerca del cielo, donde juegue con los ángeles.- dijo la madre presagiando loque  acontecería.
El pequeño Hugo tan solo queria tener la magia cerca de él , en sus manos ,que se despertará y le regalará un amanecer morado y que por las noche ,el mismo le acariciará hasta el alba. Su carita se entristeció al escuchar a su madre, sus ojos se humedecieron hasta rozar el corazón de su madre y convencerla de que la cuidaría.
Con alegría infinita salto a su cuello y la abrazo con un inmenso amor.
- mami, la cuidaré mucho ....
Esa mañana ,un rayo retumbo en la casa. No sabia que había ocurrido pero de sus manitas habían caído al vació la pequeña figurita de luz. El tiempo transcurrió muy lento, pero la quietud se apoderó como un carcelero del pequeño hugo .En el preciso momento, que la luz chocó contra el suelo ,esparciendo su esencia en mil pedazos, Hugo sintió un chasquido sordo en su pecho, donde el tambor de su vida daba fuertes toques, ahora tan solo susurraba "lo siento".
Una lágrima se escapo de sus ojitos, mientras miraba el suelo cubierto de pequeños haces de luz que iban mitigando su magia. Sus colores se convertían en trasparentes y fugaces estrellas que desaparecían con la brisa que se adentraba por la ventana. Hugo, comenzó a coger con cuidado sus ilusiones, sus minutos de juegos, los cuentos que le había contado antes de dormirse cada noche, recogía sueños y realidades.
En sus manos ensangrentadas descansaba casi todas las piezas de su figura, pues el triste pequeño no había podido rescatar todos sus pedacitos. Con la mirada mas allá del presente, y las palabras secas en el desierto de su cuerpo extendió su mano a su madre, que tan solo al verle el rostro no pudo más que recoger la figura rota y abrazar a su hijo.
Desconsolado seguía entre los brazos de ella, mientras la culpa se hacia una finca en su alma, donde cultivaba rosas de dolor, y delicadas orquideas de añoranza. Una gran casa repleta de puertas, que en cadena iban cerrándose de golpe al pasar los segundos. Una gran casa sin ventanas, sin bombillas, sin luz que regará los rincones de perdón. Una finca con un extenso jardín marchito, impaciente por ser regado y bendecido con vida. Una finca demasiado grande ,demasiado pesada para un joven niño .
Esa noche, sus ojos se cerraron agotados por su tristeza. Mientras en el piso de abajo su madre se afanaba en aniquilar cualquier vestigio de esa figurita que un día encontró en un bosque.
Unas horas mas tarde antes de que el alba les saludará con anaranjados colores, Hugo corrió hacia la cama donde dormían sus padres, ilusionado ,alegre, y grandioso.
Nervioso ,se subió sobre su madre y entre risas no paraba de repetir...
- Mami ,ya se como salvar a mi luz....
-Hijo mio, mañana lo vemos, vete a dormir, cariño.
-No mamá, debo hacerlo ahora...porque si no ,su luz morirá por siempre.
-Hugo ,dejate de tonterías ,sol oes una figurita de cristal ¡¡¡¡.
-No mami, .... : sin escuchar las reticencias de  madre, se fue para vovler con su solución.

- Mira mami ¡¡¡¡ Con esto salvare a mi figurita y la cuidaré por siempre...
En su mano, un bote de pegamento ,en su corazón una misión .... devolver a esa preciosa figurita lo que ella le había dado.

Insthar

"La peor derrota de una persona es cuando pierde su entusiasmo"H.W.Arnold

martes, 4 de mayo de 2010

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET IV : RITUAL PHUR

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Esa noche la luna presidía el universo estelar. En la tierra se preparaba el ritual de las jóvenes que pasarían a ser mujeres bajo la protección de la diosa Phur, que representa la pureza e inocencia. Las mujeres del pueblo eran las encargadas de preparar esa noche junto al Chaman de la comarca. Hanna, Lamarys, Jandrya, Karwen y Patkyn habían congregando a todas las niñas de quince años en el claro del bosque donde se llevaría a cabo el ritual. Todas las jovencitas vestían níveas túnicas, que proclamaban su pureza y portaban un lirio blanco en las manos. Acompañadas por los hombres más atractivos y fuertes, las damas pasearon por las calles del pueblo para volver nuevamente al claro del bosque.

Borjathan, escondido tras los árboles, vigilaba a su amada Jandrya que revoloteaba inquieta por entre las niñas, investigando con sus artes mágicas si eran realmente puras o alguna había caído en las fauces de los atractivos guerreros del pueblo. Hanna, junto Lamarys, mantenía a raya a los excitados guerreros diabólicos, que la visión de tanta jovencita apetitosa les nublaba el entendimiento.

El Chamán esperaba en el promontorio la llegada de las vírgenes, que iban sentadas en el hombro de un valiente guerrero. Pittel portaba a la primera dama que se arrodilló ante el Chamán hasta que éste la mandó levantarse. Jostor portaba a la más oronda, ya que era el más fuerte. Exhibiendo su fortaleza bajo fácilmente a la joven y ésta se arrodilló ante el chaman. Jhoslu dejó ante el altar a su joven, que le guiñó un ojo a su marcha. Y así ,lo hicieron todos los guerreros. Una vez todas congregadas frente al Chamán, este cantó a la luna el hechizo, mientras todos escuchaban en silencio. Las jóvenes danzaron al son de las flautas y los tambores mientras las mujeres de la Orden cantaban sensuales melodías. Una vez terminado el ritual las jóvenes debían dormir una noche con la luna de testigo, mientras los demás celebraban esa noche bebiendo aguamiel.

Así ocurrió: todos los diabólicos que participaron en el ritual brindaron por la pureza, mientras Borjathan esperaba escondido a Jandrya a la salida de la taberna.

Una discusión alteró los ánimos. Jostor elevaba la voz al Príncipe Pittel, nada común en ellos por su recíproco respeto. Jostor había osado recriminar a Lamarys que liquidara el último bocado de sabrosa Dilla, plato típico del lugar, y que encantaba a Jostor al igual que a Lamarys. Pittel cansado de honrar a su amada por un plato de dilla, optó por sacar su furia y luchar contra jostor al combate de dedos. El que gano Jostor, campeón de la comarca.

No muy lejos de allí, se encontraba Shymor haciendo acopio de energías, pues Shenta volvía de su viaje y la insaciable guerrera querría mitigar su ardor con su valeroso guerrero y su afamado sable dentado.

Hanna enfurecida aclamaba a los cuatro vientos en el centro de la plaza que, aquellos insurgentes que habían abandonado a la orden en aquel importante ritual, verían su hacha en sus delicados cuellos si esa afrenta volvía a ocurrir. Yauis no conseguía aplacar su enfado y optó por administrarle a su imparable mujer unas setas que la joven hechicera Insthar le había regalado y que harían de la colérica Hanna, una dulce sierva a sus pies.

Los jóvenes De Melthor se habían escapado tras las montañas blancas para conocer más sobre las huestes enemigas y degustar manjares exquisitos de las tierras Granthur.

lunes, 3 de mayo de 2010

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET III : MERCADO DE LAS PRIMERAS NIEVES



En la plaza comenzaba el ajetreo de los comerciantes que preparaban sus puestos en el mercado que se hacía al llegar las primeras nevadas. A pesar del frío que hacía ya en esta época, lucía un sol radiante que calentaba los anquilosados cuerpos de los vecinos del pueblo.

La ausencia de Shenta, que había viajado a las tierras cálidas de Sahur en busca de valientes soldados hur, a los que su coraje en el campo de batalla y su hombría en la alcoba les precedía, se dejaba sentir.

Los demás guerreros rondaban el mercado en busca de provisiones. A pesar de las ya conseguidas en su campaña, necesitaban monedas de plata para el fatigoso viaje. Y para ello, la pizpireta Karwen había elaborado un delicioso pastel junto con Vivian de Mesthor que también colaboraba con delicias del norte de Belguiur. La rivalidad era notable e intentaban robarse clientes mutuamente con viles tácticas. Al principio sigilosas y cubiertas con una sonrisa. Más tarde, volaban las afrentas entre las cabezas de los allí congregados. Entre ellas y para apaciguar los ánimos, Lamarys, que al llegar el sol a su punto mas alto y harta de intentar esquivar los rayos que desprendían las miradas de las contrincantes, asió su hacha y con llamas en los ojos grito: “Os rebanaré el pescuezo como no dejéis de pelear”. Por un momento se quedó toda la plaza en silencio observando atónitos a la casi siempre dulce Lamarys que había sacado su poder maligno de paseo.

Unas carcajadas rompieron el silencio atronador del momento. Eran Jostor y Shymor que correteaban tras unas jóvenes elfas nuevas en la ciudad. Estos avispados guerreros consiguieron la reprimenda del príncipe Pittel, aunque tan solo fuese para tener el camino libre para sí mismo.

Mientras los “fieros “guerreros corrían tras las joviales jovencitas, Belya se acercaba a cualquier persona en busca de un poco de esencia mágica. Tenía la certeza de que algún ser especial se escondía bajo una desapercibida forma humana. Se acercaba con los ojos desorbitados, las manos juntas y pegadas al pecho, y les olfateaba el cuello, donde se encontraba lo que ansiaba. Los lugareños se apartaban de ella, pues no entendían su reacción, ya que al no encontrar lo que buscaba emitía un bufido y una mueca de desprecio asomaba a su rostro. Pero consiguió encontrar algo y entonces una sonrisa le iluminó la cara como a una niña feliz. Vio en la forma de una abuela a una hada de los bosques; un campesino escondía la esencia de un duende. Y así, consiguió hacerse con las esencias de dos seres mágicos, las cuales utilizaría para la gran batalla.

Hanna e Insthar aprovecharon para recorrer los bosques cercanos en busca de plantas, setas, y una flor morada para uno de sus hechizos. Mientras la hechicera recogía diente de león, tomillo, alufya y fredium, Hanna inspeccionaba el lugar por si algún intrépido bandolero se atrevía a asaltarles. Cuando ya volvían al mercado, el malhumorado Borjathan apareció en su camino. Hanna con sus voluminosos pechos que entorpecían sus movimientos, puso sus espadas en guardia y preguntó su destino al maléfico diablo. Éste, acompañado por su rabioso can con dulce nombre, buscaba la ayuda de la hechicera y sus plantas medicinales. Hanna sin bajar las espadas escuchaba junto a Insthar la historia de Borjathan. Una pérfida Lamarys le había arrebatado el amor de Jandrya y quería volver a recuperarla. Para ello necesitaba la inestimable ayuda de los hechizos afamados de la hechicera. Insthar, tras escuchar atentamente al rey del infierno, apoyó su mano en su pecho y lo escuchó detenidamente. El corazón del parlanchín y malvado Borjathan lloraba desconsolado por la pérdida de Jandrya. Insthar sacó de su zurrón una preciosa flor roja y se la entregó con estas palabras: “si le entregas esta flor a tu amada y muestras tu corazón limpio de maldad, ella se unirá a ti. Si no lo haces, el mundo de la nigromancia te impedirá conocer los honorarios de todo aquel que te cruces en tu camino. Suerte”

Insthar y Hanna volvieron sonriendo al pueblo mientras Borjathan iba en busca de su Jandrya. En el mercado, se encontraban los altos mandos de la Orden buscando ayuda para la misión. Jhoanna, mientras engullía churros, le hacia ojitos a Galletita, que desprendía una lágrima por el infortunio de su compañero, el churro. Jostor había cazado a un duende con el arte de masajear la barbilla y producir una relajación impagable. Shymor, con su sonrisa perenne, buscaba una elfa que tuviera las dotes del duende de Jostor. Petrus y Pittel, recordaban batallas ilustres mientras mojaban sus gaznates con aguamiel de la montaña. Y Pulhar de Mesthor convencía a los extranjeros para que saborearan el pastel de Vivian con la finalidad de que éste ganara, y así conseguir la felicidad de su amada.

Todos arrimaron el hombro en busca de víveres para el gran momento, en un ambiente de jolgorio y risas. Mientras muy lejos de allí, Shenta comprobaba la veracidad de la fama de los guerreros Shur.

domingo, 2 de mayo de 2010

BANDIDA



El sonido del tacón de sus botas contra la madera del bar, acrecentaba la expectación de su entrada. La llegada de un nuevo jinete, había corrido como la pólvora por las calurosas calles del poblado.
Todos los cuatreros miraban la puerta conteniendo la respiración, mientras en su mano reposaba inquieto el vaso de bourbon, cuando entró ella. Bajo su sombrero se escondía la mirada más turbadora que cualquiera de los allí presentes, había podido imaginar en sus húmedos sueños. En un instante, el ruido sucumbió a una belleza exuberante y poderosa, de cintura estrecha, flanqueada por dos pistolas oscuras, como su pelo.
Se quitó el sombrero dejando suelta la melena azabache, que tapó su espalda, se desabrochó el chaleco que ensalzaba su esbelta figura, y se dirigió decidida a la barra.
- Un bourbon…; le dijo al tabernero
En la espera se giró y apoyando sus codos en la barra, miró a cada uno de los que allí estaban, hasta fijar su mirada en un vaquero, de oscuro vestir ,que la observaba desde el final de la barra. No tardaron en acercarse a ella, galanes de medio pelo, buscando en sus caderas una melodía, que esa noche no escucharían. El roce de una ruda mano por la tersa piel de su cuello, encontró una gélida mirada y la delicada mano de ella en sus partes nobles, mientras la giraba en ciento ochenta grados, amenazando el preciado tesoro de la corona. Ese "valiente" jinete volvió constricto a su mesa, reinando el silencio cuando minutos antes,se escuchaban sus insulsas palabras ante la  Bandida.
Al girarse a coger su anhelado trago se encontró con un nuevo pretendiente …

-También quieres perder las palabras ¿? : le dijo ella malhumorada, pero manteniendo el control.
- Esta noche, haré que tu las pierdas, pequeña.: le dijo el vaquero muy seguro de su atractivo. 
-Humm, no estaría tan segura…: con una vacilante sonrisa le miró lascivamente a los ojos, provocando en él un terremoto inconmensurable en su cuerpo.

Había caído en sus garras,.En un segundo había lanzado su lazo y había cazado el corazón de aquel jinete oscuro, ni siquiera se había percatado de que se había adentrado como las brujas por sus ojos.Había descendido por su garganta hasta el tórax y tras dar tres vueltas a su lazo por encima de su cabeza, lo lanzó certeramente donde descansaba su corazón ,arrastrándolo hasta su propia mano.

Él la volvió a mirar, asombrado por la carcajada que retumbaba en su sien, tan solo encontró una picara mueca en su rostro, hasta que su mirada le mostró lo que había ocurrido . El corazón palpitante y ardiente de ese vaquero, permanecía sobre la barra,mientras ella lo acariciaba suavemente.
Se acercó , a su pálido jinete y le mordió el labio dándole la mínima energía para pasar esa noche y se marchó con el ritminco sonido de sus espuelas.
Caminó hacia la puerta, con la recompensa en sus alforjas.
Él, herido de muerte, rezaba porque ella volviera . Sentía como cada gota emanaba del hueco de su corazón, como la respiración cada vez era más enloquecida. Sus manos adormecidas por la ausencia de su piel. En su boca latía con fuerza el mordisco que le había regalado. Gritaba con furia, hasta caer perdido en el sucio suelo de la taberna, ante la sorprendida mirada de los demás vaqueros, que veían como se desvanecía su vida.
Allí paso la noche, entre sueños en los que la unica protagonista era su bandida, aquella que con una mirada le había robado el corazón. Susurraba su nombre, deseando que el viento los llevará a sus oídos, que ella volviera para devolverle la vida que le había arrebatado. A la mañana siguiente, resonaron a lo lejos sus botas, una cadencia inigualable, sexy e imponente. Tan solo con su caminar, resucitaba el alma perdida del joven jinete. Abrió los ojos, y la vio frente a el .
Comenzó a desabrocharse la camisa que tapaba sus sugerentes pechos, se acercó a su oído y con una melodía que despertaba a los dioses, le dijo:
-Esta noche, volarás….
Dejo su corazón nuevamente en el pecho y le insto a seguirla, al piso de arriba.



Una noche donde la luna fue testigo de una danza brutal de dos cuerpos ansiosos por amarse. Caricias infinitas que desbordaron la estancia de lujuria, besos que se perdieron entre las fuertes piernas de ella, mordiscos que marcaron el camino recorrido por el deseo. El deseo de poseerse, de reinar en el alma del otro hasta que la oscuridad los alcance. Rozaron el cielo para caer en picado al infierno mas ardiente, donde sus lenguas bailaban una danza extremadamente peligrosa y sensual.
El sol iluminaba su rostro mientras el ajetreo del pueblo comenzaba a bullir . Despertó sobresaltado con el sabor picante en sus labios, de esa mujer que le había enloquecido. Se tocó su pecho ….. y constató lo que ya sabia. Su corazón se había marchado con ella.
Tan solo, le quedaba esperar… a que ese vacío en su pecho volviera ocuparse.

Insthar


sábado, 1 de mayo de 2010

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET II : LA CAMPAÑA DEL NADAL CESTUS





La luna regía la noche en lo más alto del cielo con la compañía de miles de estrellas que la iluminaban. Insthar se revolvía en su lecho, estaba sumida en un sueño profundo y tormentoso. El sudor recorría su cuerpo y el terror se reflejaba en su rostro. Un grito ensordecedor emergió de su garganta y retumbó en toda la estancia. Se levantó de la cama asustada y angustiada: el bosque de Aziwa le ha reflejado el futuro mediante un mal sueño. Insthar se colocó su capa sobre un sedoso camisón y salió de su habitación hacia la torre de hechicería. Subió los treinta y siete escalones que separan las dependencias del castillo de su estancia mágica. Irrumpió en ella, a esas horas solitaria, dejando las puertas abiertas, y se dirigió hacia el altar. Respiró hondo congregando todo su poder, separó los brazos del cuerpo invocando la energía que emana del universo y pronunció un hechizo que le permitiría recuperar sus sueños.

Una potente y azulada luz nació de sus manos formando un arco encima de su cabeza. Juntó las manos concentrando la energía en una esfera, donde vio claramente aquello que había soñado. Un ataque de las hordas Foldur, enemigas de la Orden, les aguardaba en un futuro no muy lejano.

Una vez confirmada la afrenta inminente, se marchó en busca del jefe de la Orden. Tocó la puerta y nadie le contestó. Volvió a martillearla con insistencia y tras ella apareció Galletita, con las virutas de chocolate mal puestas y las bolitas de azúcar derretidas. Por un momento, Insthar pensó que había sido atacado, hasta que una melena rubia y unos ojos chispeantes se asomaron tras un camastro. Insthar, se sonrojo por el mal momento escogido, pero era de vital importancia y, tras disculparse, entró en la casa.

Tras informarle, convinieron en enviar a los jóvenes más veloces, a avisar a los demás guerreros. Serían Sergius , Simou y Serkio los mensajeros encargados de informar a los demás. A la mañana siguiente, todos los diabólicos se congregaron en la torre Barfet, conclave de la orden .

Al conocer la noticia y tras la excitación inicial por una nueva batalla, decidieron reunirse con el Rey de estas tierras para pedirle apoyo. Shenta sería la responsable de acordar la cita. Como siempre le acompañarían en el trayecto Shymor y Jostor, además de Guilleminator que se postuló como acompañante, pues la sensualidad de la fogosa Shenta le enloquecía.

Dos días después, una avanzadilla de la Orden presentó sus respetos al rey Arquius, que les recibió en el salón de su inmenso castillo. Galletita, como jefe de la orden, presidía la comitiva , acompañado de su enamorada Jhoanna, que no perdió ocasión de psicoanalizar por sus gestos y miradas al Rey. Shenta y Hanna aprovecharon sus exuberantes figuras para provocar la generosidad de éste. Lamarys junto a su inseparable prima Karwen, lucía su mejor sonrisa mientras Insthar se resguardaba de las miradas gracias a su brujería y retenía las imparables voces de Karwen vitoreando a la orden. Los guerreros Shymor, Jostor y Pulshar improntaban su fuerza y ferocidad a una importante reunión, aunque no dejaban de mirar las torneadas piernas de Hanna ante la rabiosa mirada de Shenta .

El rey Arquius tras escuchar las necesidades de la Orden diabólica, pidió a sus vasallos que le acercaran un pergamino que firmó con una pluma de oca azul y cerró con el sello real . El pergamino era un salvoconducto, para recibir ayuda de todas las aldeas pertenecientes a su reino y un buen trato de la realeza de cada tierra.

La orden se prepararía para el viaje y en dos días marcharían a recorrer las tierras de Alfathor.

Amaneció un día soleado, perfecto para emprender un complicado viaje . Allí se encontraba la orden al completo, excepto aquellos que ayudarían más si aguardaban en la aldea.

Así comenzaron la marcha Hanna, Shenta, Lamarys, Karwen, Vivian, Jhoanna y Jandrya, que, con sus armas bien guardadas y cargadas, presidían sin temor la comitiva . Tras ellas y con risotadas que se elevaban por encima de los árboles, les seguían Pulshar, Jostor, Shymor, Jhoslu, Ginte, Yauis, Pittel ensimismados y absortos en las curvas femeninas que les guiaban .

Incluso en parte del trayecto y tras perturbar la paz de la dulce Jandrya, consiguieron sacar la furia de Lamarys, invocando al propio Borjathan, que les acompañaría en el viaje. Al aparecer tan solo provocó que los guerreros cambiaran su objetivo de la dulce científica a la jovial Karwen, conocida por su incesante vitalidad y ánimo al grupo con sus gritos de “¡¡¡los mejores!!!”.
Insthar

En el camino, también se sumó a la causa Petrus, que no se acerco a Shenta tras el último episodio con el banna.

El viaje les llevó 3 días en los cuales juntaron muchas armas: escudos de acero, espadas y dagas toledanas, arcos tensados por los Elfos, Moltow o luces explosivas y demás armas importantes y necesarias para la batalla. Cientos de guerreros jóvenes y valientes se comprometieron con la Orden para la lucha y todas las aldeas contribuyeron además con una docena de cerdos, jabalíes, tocino seco, odres de aguamiel y tinajas de vino, tarros de miel, banna , tuiki, pequeños frutos rojos dulces y sabrosos, pan, cecina y otros manjares que nos alimentarían en la batalla que se adivinaba cruenta. Insthar contactó con las demás hechiceras y éstas ayudaron con abalorios protectores del alma, hechizos contra las flechas, hierbas sanadoras y una bolsita de polvo mágico de las tierras lejanas, que en estos tiempos era muy escaso. Todo lo recolectado lo trasportaron al molino de trigo abandonado en la aldea de Barfet. Todo había salido bien .

Mientras, Insthar, encerrada en su torre mágica ,buscaba más imágenes de los malvados enemigos y probaba nuevos hechizos para la batalla.



CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET : EL SECRETO DEL JYO

CRÓNICAS DE LA ÓRDEN BARFET I

Shenta, encargada de guardar el secreto del Jyo, reposaba de un viaje por la comarca en una taberna del pueblo. Allí esperaba a Shymor y Jostor, que venían de reconocer la frontera de sus tierras para evitar el posible ataque de hordas enemigas.

Shenta pidió al tabernero un banna, bebida dulce a base de Kukay, una fruta típica del lugar. Éste se la sirvió y Shenya se la bebió de un trago. Degustó por unos minutos ese sabor tan embriagador y pidió una nueva ronda. Mientras el tabernero llenaba su vaso, se le acercó un atractivo varón, Petrus.

Ella le miró de soslayo, percatándose de su potencia física, de abdomen perfecto y hombros marcados. Ella cogió de nuevo su vaso y bebió de un trago. La bebida recorrió su garganta lentamente, dejando en ella una abrasadora sensación. El banna había provocado en Shenta una desinhibición impetuosa. Petrus poso su mirada más ardiente en ella. Cada segundo se acercaba más ese cuerpo deseado, mientras le acercaba otra copa. Ella absorbida por las llamas de sus ojos, aceptó la invitación y esta vez bebió la copa lentamente y sin desviar la mirada. Petrus se presentó a Shenta y comenzaron una interesante conversación. Petrus había utilizado hábiles maniobras para hechizar a Shenta. La tenía en sus redes y esta vez sí conseguiría el secreto.

Shenta cayó en los brazos de Petrus por la exagerada ingesta de banna que navegaba por los sueños. Petrus avisó a Belya que, con la ayuda de las demás amazonas, cogió el cuerpo inerte de Shenya. Pero… sus planes se arruinaron cuando por la puerta de la taberna entraron riendo Shymor y Jostor que al ver semejante escena sacaron sus armas.

Las amazonas dejaron el cuerpo de Shenya en un rincón y se pusieron en guardia. Shymor y Jostor no podían creer su suerte, pues no todos los días se luchaba con bellas y esbeltas amazonas de pechos turgentes. Belya comenzó el ataque viendo el despiste de los dos guerreros. Pero éstos pronto volvieron de sus sueños eróticos. La espada de Jostor resonaba en toda la estancia cuando chocaba con las dagas de las amazonas. Mientras, Shymor embestía con fuerza, al tiempo que lanzaba sonoros besos a las enfurecidas amazonas que caían bajo su sable. Éstas pronto dedujeron que no era factible la lucha con estos guerreros y huyeron del lugar dejando a Shenya acurrucada en el suelo.

Petrus huyó cuando se presentó batalla. Shenya pasaría unos días bajo los efectos del banna, ya que no había ningún remedio mágico para evitarlo. Shymor y Jostor, tras cerciorarse del bienestar de Shenya, comentaron la anatomía de las amazonas e incluso las puntuaron entre risas.

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET XII : BAVARIAN


Los guerreros de la Orden, encargados de salvaguardar la integridad de los campesinos de la aldea, salieron al alba como cada mañana a los campos de cebada, alejados de la zona segura de la comarca.

Entre risas y chismes, caminaban Jostor, Shymor y Samhar, por la zona que tenían que vigilar cuando, sin percatarse, traspasaron una puerta tridimensional que les llevó a una tierra desconocida. Aparecieron en medio de cientos de guerreros de hipnotizantes ojos azules y enormes espaldas, que vestidos con una peculiar indumentaria, entonaban canciones al tiempo que brindaban con unas jarras repletas de un brebaje rubio.

Samhar escondido tras la figura de Shymor, maldecía el día en que se unió a esta pareja de enloquecidos y atrevidos guerreros. Todos los ojos se postraron en nuestros guerreros. La imponente estructura de Jostor y su mirada retadora, mantuvo a raya a los cientos de Bávaros que los observaban con sorpresa. Fue Shymor, bajo la protección indudable del Gran Jostor, el que aprovechó su habilidad con las lenguas, y con una sonrisa, brindó por los nuevos amigos. El jolgorio irrumpió como un torrente, los golpes sobre la espalda de Samhar lo dejaron postrado en una esquina, con una rubia en cada mano. Necesitaría de mucho brebaje para mitigar el dolor de ese saludo tan afectuoso.

Tras haber pasado un día entero entre esas gentes tan amables y serviciales, ante el asombro de los germanos, nuestros guerreros desaparecieron para volver a su tierra. La noche había caído en la aldea, y Lady de Mesthor junto a su padre, Pulhar, buscaban en el bosque cualquier indicio del joven Samhar, cuando vieron aparecer a los tres guerreros. Al cerciorarse de su bienestar, a pesar de una enorme borrachera, Lady zarandeó a Shymor, pues conseguían que su amado se fuera por el mal camino. Sus ojos se dirigieron a Jostor, pero se detuvo un instante y recorriendo la anatomía de este, desistió en darle su merecido.

A la mañana siguiente de este viaje y tras un sueño esclarecedor para Jostor. Este fue a hablar con la Orden al completo, y le expuso una idea interesante. Enamorado del refrescante sabor del brebaje germano, consiguió gracias a sus encantos que una exuberante y bien proporcionada Bávara, le diera los secretos de esa bebida, no sin antes acariciar los potentes músculos de nuestro guerrero, que era conocido por enloquecer a las jovencitas.

Tras varias semanas de planificación, llegó la noche en que haríamos participes a toda la comarca de un viaje a otro lugar, alejado de nuestras fronteras mediante sus tradiciones. Así fue como los guerreros más valerosos, se vistieron con el traje típico de Bavaria. Y las damas, ocultaron sus curvas, tremendamente peligrosas, bajo un traje con un escote de vértigo. Con una amabilidad propia de unos días de fiesta, y bajo el influjo de la Rubia, la alegría nos llevó a danzar bailes imposibles al ritmo de frenéticas notas. Un grupo de guerreros bajo las órdenes de Insthar, que por sus poderes había viajado hasta las tierras heladas para conocer sus tradiciones, danzaron hipnotizados por la luna, que ya regia en el cielo estrellado. Fue tal la locura inducida por ese brebaje, que Jhoanna entró en un trance de movimientos incontrolados, que mantuvieron a Gengius alejado de ella por posibles traumatismos. Joslun, junto a la inestimable compañía de muchas guerreras y la incansable vitalidad de Borjathan, se encargaron de alimentar los aguerridos vientres abultados de los visitantes, que rugían feroces ante la tardanza de sus manjares. Un acelerado Janthúr, movía incansable esas piernecitas para atender la demanda de los saqueadores, que exaltados pedían el brebaje, como si se les fuera la vida en ello. A su lado apostada en el último mostrador, Insthar enseñaba sus garras al atrevido Samhar, que buscaba arrebatarle el puesto que tan honradamente había conseguido gracias a su pericia y gran arte al administrar el brebaje bávaro.

Tras dos días, de un arduo trabajo y mucha diversión, todos descansaban en sus casas excepto un Giné, que caminaba malhumorado por la aldea buscando al artesano xur, y vociferando. “No me iré a dormir sin comer unos dulces xurrs”.
Insthar

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET XI : LUGHNASADH



La primera noche del Lughnasadh era la elegida para venerar al Dios Barfet. En esta noche, serían las más hermosas doncellas elegidas por las hijas de la luna, las que acompañarían al Dios en su camino por la tierra, otorgándoles a las dos elegidas el honor de representarlo en las fiestas del Noviham, cerca de la época de las nieves.

La Orden, debía preparar cada detalle para la buena conclusión de tan importante acontecimiento. Habían pasado muchas noches para que todo saliera perfecto y con los nervios a flor de piel, afrontábamos con decisión y valentía, el momento tan esperado.

Las jóvenes muy inquietas vestían su nívea piel con las más hermosas túnicas. Sus cabellos lucían pequeñas flores blancas y violetas, enredadas en sus juguetones rizos. Los labios tocados por el rosa de los pétalos de una singular orquídea, acompañaban a unas sonrosadas mejillas, signo de la juventud y belleza de las damas.

La comunidad élfica del bosque Aziwa, cercano a la aldea, abría con sus hadas revoloteando entre los aldeanos, el cortejo en honor al dios Barfet, que se dirigía hacia el claro destinado a la ceremonia y que portaría a las bellas jóvenes hacia su destino. La luz, la fantasía y la chispa de las simpáticas hadas dieron paso a la juventud más tierna y dulce de las pequeñas damas, que sonreían destilando ilusión y llenando el aire de estrellitas de colores con su alegría. Los atractivos elfos, que atraían todas las miradas, eran seguidos por las jóvenes damas que caminaban con elegancia y distinción.

Las flores decoraban el altar, el claro del bosque repleto de humanos, hadas, duendes y demás comunidades de la comarca, vitorearon la llegada de las damas, a las que con una lluvia de jazmín dieron la bienvenida. Estas accedieron al altar por un pasillo mientras sonaban las más hermosas melodías. Shymor y Lamarys fueron los que condujeron la ceremonia y pidieron la bendición y presencia del Dios Barfet. Tras las angelicales voces de unas ninfas del aire, fueron unos duendes los que regalaron a las jóvenes una banda de delicadas flores silvestres que las designaban como damas del nuestro Dios.

Shymor y Lamarys, en el centro del claro, unieron sus manos para convocar al Barfet, que entre una niebla espesa y cientos de explosiones de color, apareció con dos coronas de piedras preciosas en su mano. Se acercó a las elegidas, y con especial cariño, las coronó como Reinas del Noviham, y sus representantes en la tierra durante ese año lunar. El pueblo explotó en un efusivo y enloquecido aplauso que continuo con una fiesta hasta que el alba nos sorprendió.

Se hizo de día, y agotados pero felices, los guerreros y guerreras caminaban a sus tiendas para descansar de tan arduo trabajo.

Insthar

CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET X : LA NOCHE MOUJI


Caminó bajo el cruel sol, por los bosques más abruptos y sobrevivió a los ataques de grandes fieras e insistentes insectos, hasta llegar a la aldea de nuestra Orden. Su tez oscura curtida en las áridas tierras del sur y sus profundos ojos, nos muestran otra cultura, otro mundo, desconocido para nosotros y que ansiábamos descubrir.

La bienvenida fue multitudinaria, todos los habitantes de la aldea se congregan en la plaza, para observar y bendecir al misterioso kouko, como se conocen a los bienaventurados que arriban a nuestro valle.

Gengius presentó sus respetos acompañados de su amada Jhoanna. Tras las primeras conversaciones y gracias a Jostor, que debido a sus viajes por todo el mundo, conocía la lengua nativa de Jhitou, conocimos la procedencia de este joven y su rango en su tribu. Jhitou, era el brujo de una aldea que lindaba con la comarca del rio rojo, lejos de aquí. Había emigrado, buscando un lugar donde comenzar una nueva vida, con sus quince mujeres y gran parte de su poblado. Su aldea estaba quedándose sin suministros de agua y debía encontrar un buen lugar para su tribu. Este, ante la amabilidad y la cortesía de la orden, les ofreció realizar una ceremonia, donde liberar las almas oscuras y bendecir la tierra. Tan solo necesitaría el jugo de diez raíces de banna, varias hierbas de hojas verdes y su ingrediente secreto. En su elaboración, tan solo necesitó la ayuda de un hombre de potentes brazos y grandes pectorales. Y sin duda, teníamos a la persona idónea. Joslun saludó al brujo del sur y siguió sus directrices, hasta conseguir el mejunje de refrescante sabor.

Fueron las bellas damas, las que repartieron tan exótico brebaje, observando pronto los efectos que provocaron en los allí presentes. Los térreos vestidos se convirtieron en blancas túnicas, que se dejaban llevar por la brisa de la noche. Los ojos permanecían cerrados mientras al son de los tambores imaginarios, se liberaba el alma que flotaba en el cielo, al tiempo que el cuerpo danzaba alocado en contacto con la tierra.

Era tal la evasión de la vergüenza con el mouji ,que un chispeante Giné le mostró su gratitud por tal experiencia al brujo, acariciándole enérgicamente su zona mas prominente, generando en este una inquietud, qué le apartaría durante el trascurso de la ceremonia, de las atrevidas manos de nuestro Giné.

El mouji, regaba la timidez de los guerreros transformándola en osadía, locura y frenesí. Las insinuantes guerreras movían sus caderas, al ritmo frenético de los tambores de Jostor, hechizando a los guerreros, que se afanaban en producir más mouji, con el fin de enloquecerlas, hasta conseguir de ellas la magia que escondían bajo esas sensuales túnicas blancas.

Con el lago cristalino a sus pies, la aldea al completo disfruto de los placeres, rieron hasta caer agotados, amaron hasta secar sus labios. Los gritos de euforia despertaron a la luna, que molesta, dio paso al sol. Con sus primeros rayos, se vieron las huellas de una noche magnifica donde todos disfrutamos y donde un brujo del sur nos regaló la luz, que nos guiará en este camino de sombras.
Insthar















CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET IX : MAGIA


En el mes del Rey sol muchos trovadores nos visitan en la celebración de la magia. Toda la Orden, anfitriones de esta noche de fiesta, bajo el influjo de las estrellas, regará los gaznates de los sedientos trovadores que con su imaginación nos harán volar por mil aventuras y levantarán las almas de los magos con dulces cantos que los arrastrarán a danzar bajo la luna.

Mientras el sol se va escondiendo tras las montañas, un pequeño contingente barrufet marcha eufórico hacia el claro del bosque donde se dará la bienvenida a los visitantes. Gengius, más conocido como galletita, abría la comitiva con paso acelerado y frenético. La excitación por esa noche le había marcado a fuego en su rostro una sonrisa y en sus nalgas un cohete, que llevaba a remolque a los demás. Jhoanna, con una incesante conversación, ponía música al camino; Jandrya, que últimamente había sacado todo su genio, comenzaba a mirarla con malos pensamientos. Lamarys, revoloteaba por entre la gente, extasiada de tanta alma incauta de quien apoderarse. Karwen, con su inocente mirada, se paraba en cada esquina a acariciar a los animalitos que encontraba hasta que Jostor, con su inmensa anatomía y sus fuertes pisadas, los asustaba, recibiendo la reprimenda de la rabiosa Jandrya. Insthar, ensimismada en las últimas pociones, flotaba hacia el claro percibiendo la enorme energía de los allí presentes.

La cólera se apoderaba por momentos de Jandrya que, encargada de ofrecer el collar de bayas a los magos ilustres, se encontraba con la apatía y malos modos de algunos de ellos, lo que nos llevó a dejarla en los poderosos y cálidos brazos de Jostor, por la seguridad de los invitados.

Una vez dimos la bienvenida a todos ellos con vítores y simpáticos cantos de nuestro pueblo, volvimos a la plaza de la aldea donde encontramos a los demás, que comenzaban a degustar como salvajes las viandas de las que nos aprovisionó la taberna de la aldea.

Una vez repletos los buches y las gargantas saciadas, la música comenzó a sonar gracias al hombre orquesta, Guilleminator que, con un baile atípico, ponía melodía a la noche.

Ya pasada la medianoche, cuando la luna regía soberbia sobre nosotros, comenzaban a bullir las calles centrales de la aldea, llamados por el aroma a aguamiel y las estruendosas notas de Guilleminator. Tras la exaltación de la magia en el claro del bosque, todos llegaron sedientos a la plaza, donde con gran habilidad Joslun y Jostor servían las bebidas típicas, banna y aguamiel. Por otro lado los príncipes Pittel, Yauis y Jiné, junto con Petrus, se ponían de acuerdo en la correcta administración del banna. Unos decían que con una pizca de savia de roble y otros que con una pizca de canela. En definitiva fueron mayoría los que optaron en buscar ayuda en Jostor, y Joslun sin que los demás se percataran.

La familia De Mesthor, con la pequeña Aylha al mando, pusieron firmes a los invitados sirviendo lo que ellos deseaban, pues si recibían alguna queja enseñaban con ferocidad sus armas.

Todo iba como la seda: un ambiente magnifico, bebida que desbordaba a los presentes y una cálida noche… Pero no todo podía ser maravilloso. Jiné, debido a su abuso del aguamiel, fue poseído por el demonio de la locura y comenzó a lanzar piropos a las rubias. Pronto encontró consuelo en la compañía de Shymor y Jostor que se unieron a el para tal distracción. Mientras Karwen flotaba por el lugar repartiendo cariño y aguamiel. Pero el jolgorio llegó a su fin cuando estos tres bribones toparon con las más temidas guerreras cansadas de sus juveniles bromas. Hanna, Shenta y la colérica Jandrya sacaron sus dagas ante los alegres ojos de los insensatos, que seguían con sus risas. Ellos no podían temer a tres mujeres. Sólo cuando Hanna agarró los tesoros escondidos de Giné y con la daga en su garganta le miró desafiante, no acallaron las risas. Shenta retorcía con saña los pezones de Shymor, haciéndole caer de dolor al suelo. Jostor, un poco más cabal que los demás, se excusó rápidamente cuando vio acercarse a Jandrya echando espuma por la boca mientras maldecía con palabras ininteligibles al universo.

Mientras, absorto en un disfrute infinito, se encontraba Galletita con su adorable Jhoanna, que cual saltamontes iban de un lugar a otro entre la gente con movimientos extraños y eléctricos. Después se supo que habían probado una poción de Insthar que les desinhibía totalmente. La base de la formula, la micción de un mono verde.

La noche llegaba a su fin. Los invitados volvían a su hospedaje mientras la orden recogía todo de lugar. Pocos fueron los que aguantaron para darle la bienvenida al sol. Tan solo siete valientes hicieron acopio de energías a la vera del lago, con los frutos de un monje extranjero.

Insthar



CRÓNICAS DE LA ORDEN BARRFET VIII : AZAR



Hacía semanas que las guerreras buscaban a las jóvenes más bellas y puras, que honrarían al Gran Barrufet en su ascensión a la tierra media. Tras un arduo trabajo destacaron, entre todas, a diecinueve jóvenes y niñas de las que el azar elegiría en esa noche a la reina, que acompañaría al gran Dios como adoración a su bondad con este pueblo.

Las bellas jóvenes lucían sus mejores túnicas, elaboradas a mano, con níveas perlas del mar adruico, con hilo de oro de Mesopotamia y piedras preciosas que brillarían en sugerentes escotes. Todo lo que esas damas obsequiasen a su figura, se vería oculta por la hermosura de sus rostros y la luz de su juventud.

Mientras Hanna, Jandrya y Shenta calmaban los nervios de las jóvenes, una elegante Lamarys junto al atractivo Shymor daban la bienvenida a los aldeanos, ansiosos por descubrir a las elegidas. Como era norma debían escenificar tradiciones ancestrales de esta aldea. Esa labor recayó en las grandes habilidades de Jhoanna capaz de seducir a cualquier ser humano con su enigmática mirada, Pulhar de Mesthor que además de una furia incontrolable, demostraba una gran sentido del humor, Jostor que con su imponente figura recreaba a un jovenzuelo pecoso de una manera impecable junto a Insthar, la hechicera, que gracias a sus hechizos representaba cualquier personaje como si estuviera poseída por su espíritu.

Tras una gran actuación las risas resonaban en el bosque ahuyentando los malos espíritus y las bestias pardas. Había llegado el momento. La música retumbaba en la plaza. Las jóvenes comenzaron a desfilar por un camino repleto de pétalos de flores. La admiración flotaba en el ambiente como burbujas de jabón. Sorprendidos susurros elevaban la magia del momento.

Teníamos delante de nosotros a las elegidas de donde el azar, que de la mano de una estrella caída del cielo nos brindaría el honor de conocer la identidad de las reinas esa noche. Y la luz se hizo: un pequeño destello azul cayó delicadamente en las manos de la joven de mirada inocente y tranquila. Christina guardaba en su mano el cuerpo de una estrella azul, aquella que le otorgaba el valioso poder de erigirse como Reina de luz, la más joven. La algarabía se escampó por el lugar, elevando la alegría hasta el cielo. Tras unos minutos, una estrella roja potente y enérgica, cayó sobre la bella María, a la que esta estrella le otorgó el poder de la valentía para el arduo camino que le esperaba. Reina de fuego, su llama calmaría el temor y elevaría las pasiones perdidas.

Una explosión de alegría arrastró a toda la aldea a una fiesta que agotaría la noche y que daría lugar a una nueva etapa, una nueva misión. Amanecía un nuevo día.