sábado, 20 de octubre de 2007

INSTHAR MALAR (2º PARTE)

Publicado el 20/10/2007
Constance recogía las exiguas pertenencias de su pequeña niña. Esa noche seria la ultima en tenerla en sus brazos. La cogió de la cuna, se colgó el zurrón a la espalda y salió rumbo a su cita.Leonard esperaba tranquilo sentado en su carromato, enfrascado en sus posibles captaciones en otros poblados camino a su castillo, cuando las vio llegar. El mago descendió del carromato y saludo a la mujer.-Buenas noches señora –dijo el mago con una pequeña inclinación, como muestra de respeto y saludo. -Buenas noches Hechicero, aquí tiene a mi hija instar,….es muy buena no le dará…problemas-Constance no pudo articular palabra. Besó las manitas de Instar y se la entregó al hechicero. Giró sobre sus talones y se despidió del mago con lágrimas en los ojos.Constance rota de dolor se dirigió a su casa sin mirar atrás .Desde ese momento Instar dejaba de ser su hija y eso le rompía el corazón. En el camino se tropezó con su marido que se dirigía a cerrar el negocio con el mago. Ni se hablaron ni se miraron, en ese momento no había excusas que eliminaran su desconsuelo.-Buenas noches amigo¡¡-saludó contento Abduet.-Buenas noches Abduet, nos marchábamos ya. ¿Quiere despedirse de su hija?-le ofreció Leonard.-No, no es necesario .Venia para pedirle un poco de generosidad y gratitud. Necesito 200 dinares y ya que voy a perder una hija….-Por supuesto -buscó en su talega y sacó una bolsa de monedas que la tiró al vuelo-Ahí tiene su compensación .El próximo día de plenilunio tendréis lo demás.-Muy bien, sabía que lo entendería-concluyó abduet –Buen viaje, MagoCon un ademan con la mano se despidió del padre de Instar, al que gracias a todos los dioses no vería nunca mas.El camino seria largo, antes de llegar al castillo debían visitar varios pueblos para convenir algunas transacciones. La pequeña Instar se ganó el corazón de Leonard por su fortaleza y carácter, pues nunca lloraba, ni cuanto tenía frio, ni calor, ni hambre, ni sueño. Se aclimataba perfectamente a las aciagas condiciones del viaje sin queja alguna.Pasaron 20 días cuando desde el altiplano de la comarca de Alfazthor se veía el castillo de Thuron, lugar que se convertiría en el nuevo hogar de nuestra pequeña hechicera.Allí aprendería magia, brujería, nigromancia e incluso los secretos druídicos. Se convertiría tras su juventud en la mejor hechicera del imperio. Hecho que le llevaría a servir al rey Ataulfo el Serio, como Hechicera real.Mientras, la hermosa Instar se convertía en la esencia del mal, muy lejos de ella, su hermana gemela crecía con el amor de su familia, y la amistad de sus amigos. Dulsthar correteaba tras los cerdos para subirse a horcajadas sobre ellos y así realizar carreras contra su amiga Lianna.A la edad de 12 años, Dulsthar y Lianna perseguían unas coloridas mariposas por el bosque cuando cayeron en un pozo. Las dos niñas quedaron inconscientes por la tremenda caída. A las horas se despertó Dulsthar sin reconocer su paradero, ni recordar que había ocurrido. Sola y atemorizada, no paraba de pedir ayuda hasta que la encontraron las hadas del bosque que la llevaron a su hogar en los arboles. Mientras Lianna, asustada por el estado de Dulsthar, marchó en busca de ayuda. Anduvo por el bosque sin rumbo, dió mil vueltas por aquella arboleda sin encontrar la salida, hasta que escuchó unos caballos que venían del norte. Se dirigió hacia ellos con la intención de contarles lo sucedido y que le ayudaran. Pero no tuvo fortuna.Aquellos hombres eran furtivos, la secuestraron y la llevaron consigo para venderla en su próximo destino.Lianna agotada perdió el conocimiento y cuando despertó no recordaba nada de su pasado. En el pueblo de Benithor se escapó en un despiste de su cuidador y se convirtió en una niña dela calle, hasta que topó con un Caballero Kartalda que le dió un nombre y un hogar. Se llamaría Sybarian y su hogar, el hogar del caballero Calvarían.
Desde el primer día en el castillo de Thuron, Insthar se convirtió en una estudiante ejemplar de carácter firme e infranqueable. Siempre andaba sola por las extensiones del castillo. Aprendió a montar a caballo y al manejo de la espada muy joven gracias a las lecciones del capitán del ejército que con un importante contingente mantenía a salvo a aquella comunidad mágica de posibles ataques.En el castillo seguía aprendiendo los secretos de las artes mágicas mientras compaginaba sus lecciones de guerra con el Capitán Petsius. A Insthar siempre le agrado la idea de convertirse en guerrera, sabiendo lo difícil que seria para una niña. Y así fue, con tesón y fiereza se vio cumplido su deseo. El capitán Petsius aleccionó duramente a Insthar y le enseño todos los secretos de la lucha, el tiro con arco y la monta de caballos, convirtiéndola con el tiempo en su heredera en la Comandancia del ejército y la gran pesadilla de los enemigos.En los primeros años en la academia, los demás alumnos ya la temían por su mirada gélida y su determinación. Insthar dejó de ser la joven estudiante extrovertida para regenerarse en Malar la guerrera implacable y eran frecuentes las escaramuzas contra bandos enemigos en los límites de Alfazthor donde ella participaba bajo la mirada aprobadora de Petsius y su protector El hechicero Leonard. Pero todo no era felicidad en los deseos de Malar, también había tiempo para enemigos menos cuantiosos y mas sigilosos. Enemigos en la sombra.El profesorado del castillo era cuantioso, la mayoría magos profesionales y con mucha experiencia, otros mas noveles pero con grandes ganas de mejorar. A Insthar, que tenia como tutor al propio Leonard que no perdía detalle de su evolución, le daba la asignatura de magia blanca una joven inexperta, prima del hermano del rey de las tierras verdes, qué se llamaba Khara. De tez morena, pelo negro y ojos inexpresivos, su pasión era la anatomía de los soldados del castillo, qué le distraía de sus obligaciones, actitud que enfurecía a Insthar. Otra materia muy importante para un buen mago era la nigromancia que estaba a cargo de Jonios, amigo de Leonard, un gran profesor que agradaba en gran manera a Malar por sus enormes conocimientos en hechizos y oraciones mágicas. Estell, otra de las profesoras, era de las hadas blancas, y enseñaba las artes feericas a los alumnos avanzados del castillo. Estulthor y Prothor, los dos últimos maestros y que menos gustaban a Insthar se encargaban de los conjuros y la telequinesis. Un elenco que buscaban ensalzar el mundo de la magia con nuevos hechiceros que ayudaran al imperio del rey.

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