jueves, 25 de octubre de 2007

AZIWA:CIUDADELA FEERICA


Publicado el 25/10/2007
Por Insthar Malar



Rodeada por un frondoso bosque que la esconde de las insidiosas miradas y protege de los enemigos, se encuentra la ciudadela feérica donde viven el mayor número de las hadas del bosque de Swalior .El poblado de las hadas esta fortificado por una enredadera de madreselva de tres metros de alto que linda con un rio que aumenta su caudal y su número de pirañas cuando amenazan con los malhechores. En el interior, se encuentra el ajetreo habitual de una ciudad, agricultores vendiendo su recolecta del día, artesanos dando forma a vastos trozos de madera o metal, los niños correteando por la plaza principal, y todo ello ,aderezado con el dulce aroma de los hornos cociendo pan, que impregna las calles .
Se acerca la festividad de la Mora, dónde se degusta un postre ancestral y muy típico del lugar. Este postre es una receta antiquísima, según la historia se remonta al inicio de esta fortaleza de Aziwa donde Máyala la mas antigua de las hadas y Kokur un hechicero de la orden de la Estrella azul comenzaron una nueva vida con su primogénita Ziwa.
Aquella niña, nació del amor de dos culturas y seres distintos. Sus padres se enamoraron en un consejo de Ilustres donde se reunían los mejores de cada especialidad mágica. Máyala, vino de muy lejos desde el imperio de Galius al norte del mundo de Junho .Era una afamada hada, con tan solo 16 años sorprendía por su madurez, inteligencia y sensatez. Allí, conoció a Kokur, el hechicero del castillo Thuron, ahora regentado por el Mago Leonard.
Cuándo se vieron, la energía fluyó en el ambiente hasta tal punto que las vasijas se rompían, cambiaba repentinamente el clima, los magos no podían sostener sus puntiagudos gorros, hasta las agujas del reloj se paraban cuando sus miradas coincidían. Tras unos momentos de incertidumbre, el responsable del consejo pidió unos minutos de descanso para arreglar desperfectos y calmar los ánimos de los más ancianos.
Kokur se dirigió a Mäyala, precedido de su ayudante que le presentó según sus órdenes:
-Buenos días Gran Hada, le presento al hechicero Kokur regente del castillo de Thuron y gran mago del consejo Alfazthor.-dijo el ayudante del hechicero.
-Buenos días Preciosa dama, me haría el ser mas dichoso del universo conocer su nombre?-Dijo Kokur besando la mano de Máyala.
-Buenos días caballero, MI nombre es Máyala y son la gran hada del impero Gaelius.-Respondio mientras le reverenciaba a la vez que notaba un cosquilleo por todo su cuerpo.
-Le importa que le invite a almorzar, creo que nosotros hemos montado todo este revuelo y me gustaría conocerla y hablar con usted….a solas-le propuso el osado hechicero.
La joven hada no pudo negarse a la invitación por que sabía que esa comida le cambiaría la vida. Como todos los demás magos, ella también había notado una especial relación con aquel atrevido hechicero.
- De acuerdo, pero me acompañara mi doncella.- Respondió excitada Máyala.
- No hay ningún inconveniente, también estará mi ayudante. Mi carruaje pasara al finalizar esta jornada, le buscaré y nos iremos juntos.
- Muy bien, espero que disfrute del congreso. Hasta la comida-se despidió la joven nerviosa.
Mäyala preguntó a sus hechiceros conocidos sobre el atractivo Kokur, del que todos afirmaron su enorme profesionalidad, sabiduría y simpatía. Se decía que era el llamado a ser el supremo de los magos en los próximos años. Ella más tranquila esperaba la hora de estar a solas con él y conocerle un poco más.
Al terminar las conferencias y reuniones, el ayudante fue a por el carruaje mientras Kokur recogía a su invitada y la acompañaba a la salida. La comida fue exquisita platos típicos de la tierra, pan artesano de cereales, y dulces. Pero, a pesar de las delicias del menú, ellos no perdían ni un momento de cada uno .Se absorbían, se devoraban con la mirada, deseaban estar cada vez mas juntos, y no separarse jamás .Y así ocurrió, tras la comida se sentaron al fresco, bajo un unos álamos por donde corría la límpida agua de un riachuelo y tras una conversación amena e insustancial, se hizo el silencio, se miraron y poco a poco sus cuerpos se fueron acercando hasta fundirse en un beso. Un beso lento, saboreando los matices de su nuevo amor, buscando saberlo todo de él.
Desde ese momento no se separaron y tomaron juntos una difícil decisión, seguirían con su amor a pesar de las adversidades. Dejarían sus pueblos y comenzarían en una tierra nueva, donde dos personas distintas se pudieran querer y formar una familia. Y así, nació la ciudadela de las hadas, Aziwa, en el bosque de swalior. Fueron pocos los que les siguieron pero suficientes para formar un nuevo pueblo. Allí se engendró su hija, la pequeña Ziwa en honor al pueblo donde nació. En su nacimiento, inundaron el castillo de regalos procedentes de muchísimos lugares donde estimaban a sus padres y se alegraban de la nueva .Eran muchos los magos que deseaban que el Gran Kokur se postulara como Ilustre del Consejo Mágico. Entre todos los regalos, uno de ellos se convirtió en el tiempo en una parte de su cultura y gastronomía. Un anciano pastelero que conocía desde pequeña a Mäyala envió un postre pensado especialmente para su hija. La leyenda cuenta que cuando esa niña probó por primera vez ese sabroso postre, una luz en forma de pétalo se iluminó en su mano derecha, hecho que pronosticó la esencia mágica de la niña. Desde entonces se celebra ese día como esperanza del mundo feérico con esas tartaletas de arroz, con queso fresco, cubierto de esencia de grosella y mora, que tanto gustaron a todas las generaciones del pueblo de Aziwa.

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