domingo, 29 de septiembre de 2013

FROZEN

La inconsciencia la subyugaba al mundo de los sueños, mientras su cuerpo permanecía inerte sobre la nieve. Sus alas, perdían con la ventisca, las suaves plumas que la hicieron volar antaño. En su espalda ,dos grandes marcas ,que mostraban el recuerdo de un vuelo mágico ,alto e imponente, y que ahora tan solo, recordaban una historia, un tiempo donde rozaban las nubes con los dedos, donde bailaba entre los pájaros y saltaba entre las estrellas.
Una extensión infinita y blanca era el único testigo del óbito de un ángel. Sus preciosas alas se deshacían al tiempo que los copos níveos caían sobre ellas, enterrando las ansías de volar.
Su esbelta figura seguía tirada sobre la fría nieve, semidesnuda , su piel se iba tornando de un azul traslúcido y gélido. Sus ojos, cristalizados, casi rozaban el blanco nuclear, tan solo roto por unas pequeñas gotas de azul perdido. Su boca cubierta de pequeños trocitos de hielo ,le conferían una tétrica y desolada imagen. Su cabello ,antes oscuro y fuerte, perdía su radiante color que se evaporaba al cielo ,pintándolo de la más pétrea oscuridad.
La noche cayó sobre ella, sus alas yacían bajo toneladas de nieve, y su cuerpo, congelado, mantenía un pequeño hálito de vida. Una procesión de pequeños duendes caminaron con un objetivo claro ,habían contestado frugalmente ante la llamada de las hadas de la luz, amigas del ángel que había caído esa noche bajo el poder del hielo. Corrieron a la llamada de socorro de las hadas, se escondieron entre la nieve buscando el corazón de la joven, limpiaron su cuerpo dejándolo al descubierto ,apartando de ella, toda la nieve caída, llanto del universo por semejante infortunio.
Tendida mirando a la luna, que rezaba por su mejoría , mostraba su cuerpo desnudo al cielo. Desde allí, cientos de ojos la observaron con angustia, con tristeza ,con buenos deseos, incluso con amor.
Fueron tres duendes, los que cortaron la piel de la joven, que como el diamante ,se habría con cuidado ante ellos, aunque ya conocían el desesperado final de la joven. Separaron la piel  con gran esfuerzo ,y tocaron su corazón ... helado. Las miradas de los duendes se entrecruzaron  buscando otra opción a la inevitable. Habían llegado demasiado tarde y el ángel ... se había convertido en hielo.
Sacaron su corazón, en los estertores convulsivos de aquel que perece abrazado a la tristeza. Tan solo, podrían tardar unos minutos en convenir un nuevo corazón para la joven ....
Las pequeñas hadas, con lagrimas en los ojos, cogieron un puñadito de nieve blanca ,pura y helada ,y se lo dieron al duende mas anciano. La luna, dejó caer una de sus hijas para darle luz a ese corazón, y los duendes echaron la savia de los arboles sobre el . Un trocito de hielo abrazado a una estrella y envuelto en la savia de la tierra. Las pequeñas manos de los duendes, introdujeron el helado corazón en el pecho de la joven , unieron las carnes , y le dieron la bendición de los bosques.
Mirando atrás y con la certeza de que nunca volvería a ser la misma , se marcharon ...
Unas horas más ,tarde.... una convulsión la levantó del suelo y le llevó oxigeno a los pulmones.
De su espalda , brotaron nuevas alas de finísimo hielo , en su mirada ...el vacío.
Nada le importaba....y nadie sabía, si algún día ,ese corazón de hielo se derritiria ... si alguien ,algo lo conseguiría...
Ya solo quedaba esperar...
Insthar

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