domingo, 18 de septiembre de 2011

IRACUNDO

Inapreciable incluso para ella, pero inmensamente destructivo. Bajo la superficie, se resquebrajaba la tierra, bajo el imparable avance del fuego iracundo, de un interior alquilado por la negrura de los infiernos. El mismo diablo alentaba las salvajes llamas, de un alma desconcertada, que se dejaba llevar por el aliento pérfido de la oscuridad. Con brutales explosiones que detonaban al contacto con las pequeñas bolsas de oxigeno ,esperanza y alegría, que escondidas tras las raíces ,buscaban la libertad para encontrar el óbito más cruento. Los gritos de auxilio se evaporaban con los gases tóxicos de tristeza y melancolía, que hacían camino tras la tierra empapada en las lágrimas de impotencia y frustración ,por su incierto destino .
En la superficie, grandes lineas ,que con el transcurrir del tiempo y el veneno maléfico , separaban campos de sus ríos, aislando las fuerzas de las ilusiones, los arboles de las plantas.
Las lenguas de fuego emergieron abruptamente de la oscuridad de los infiernos, del interior amargo de una materia repleta de vida, que ahora desprendía su vitalidad, en una lucha sin cuartel ante la espesa negrura, de la apatía mas destructora.
La hierba se prendía ,abatida ante la tragedia inminente de su desaparición.Ante el ocaso de un prado verde, que comenzaba a convertirse en una basta extensión de muerte. Gritos ensordecedores ,alentando a los dioses a que mitigaran un intenso dolor, angustia reflejada en los ojos de la tierra, que angustiados y encogidos dejaban de luchar, contra el imponente fuego de la ira.
Unas gotas cayeron del cielo, calmando minimamente el dolor inaudito de su piel quemada. Una tromba de agua regaló la calma a la tierra, que descansaba bajo la delicada y fresca lluvia. Gotas que finiquitaron la existencia de las lenguas de fuego. Gotas que limpiaron el oscuro cielo de negros pensamientos. Gotas que deshicieron las lágrimas de tristeza de un rostro hermoso.
Como el oxigeno,la tierra necesita esas gotas para curar sus heridas, para reverdecer sus plantas, para dar de comer a sus raíces....para aniquilar los susurros hirientes .
Insthar

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