sábado, 28 de diciembre de 2013

ALONE


Su espalda reflejaba la lucha encarnizada que había librado esa misma mañana. Heridas que marcarían su camino, cortes profundos que habían cercenado algunas fibras de su fuerte y femenina espalda. Golpes que coloreaban su bronceada piel ,ahora manchada por la sangre de sus adversarios.
 Sobre un montículo, pisaba con sus botas los cuerpos sin vida, de los que perecieron bajo su poder. Su mano temblaba ,sin poder soportar el peso de la cimitarra. Su cabeza, descansaba en un paz extraña, en una calma inquieta, saboreando los minutos, que le separaban de la próxima  batalla. La espada cayó al suelo ...
Tan solo ,quedaba ella ... había aniquilado los dolorosos recuerdos ,que hacían palpitar su corazón con una fuerza inusitada, recuerdos que fluían por sus venas, con gran celeridad ,brindado a cada fibra de su cuerpo, la ilusión que le hacía levantarse y caminar. Esa misma que tornaba sus grises ojos en un verde esmeralda .
Recuerdos, que como pequeñas dagas , dibujaban en su piel, circulos sin fin , figuras de 7 picos, descensos vertiginosos y subidas meditadas. Estrellas que iluminan y a la vez, te ciegan, lanzándote a un mundo desconocido.
Cayó la noche sobre ella, cubriéndola con dulzura ,mientras su dolorido cuerpo y su maltrecho corazón ,descansaban sobre los cadaveres de esos recuerdos, agerridos guerreros, salvajes y despiadados que corrierron  hacia ella, buscando su óbito.
El frio se escabulló entre sus brazos, adentrándose por los poros de su piel ,hasta encontrar los pulmones, colapsando su ritmo cadencioso hasta detenerlo.
El tiempo pasó, mientras su esencia vagaba por esas tierras, ella seguía inerte sobre las putrefactas carnes de sus enemigos.
Comenzó a deshacerse en el tiempo, a perder la imagen que mostraba, su luz se mitigaba tras cada dia ,permaneciendo sobre sus oscuridades, hasta el punto, de que nadie la veía.
Otras batallas acontecieron en ese montículo, pisando su cuerpo, golpeando su testa, incluso flechas perdidas penetraron en su abdomen, clavándose en la frialdad de un cuerpo perdido.
Ha pasado mucho tiempo, tan solo quedan los huesos machacados, de los que encontraron la muerte bajo su espada, cuando la vida emergió de lo más hondo de la montaña de cadáveres.
Una enredadera, repleta de increibles flores de colores, pequeñas y con muchos pétalos, comenzó a librar los obstáculos hasta tocar su gélida piel. Una enredadera con hojas luminiscentes, pequeños brazos cavernosos, que electrificaban lo que tocaban.
 Una tremenda descarga elevó el cuerpo de la joven del suelo, como un electroshock, robó un atronador gémido de su alma, para volver a desfallecer.
Los pequeños brazos de la enredadera, cubrieron el cuerpo desnudo de la joven, las flores pegaron sus pétalos a su piel, caricias que estremecieron cada centímetro de su cuerpo. El calor aumentó , hasta arder.
En ese preciso momento, la enredadera ,sus hojas y los pétalos de colores, descargaron sobre ella, todo su poder..... la silueta de la muchacha, subió a los cielos, como una lanzadera...traspasó las nubes, donde sintió la suavidad de las alas de los ángeles, giró sobre las estrellas, vistiéndose con su luz, hasta volver al verde prado ,donde ya no quedaba ningun resto moribundo....
Despertó, su espada ya no estaba a su vera ... y lo que sus ojos vieron no podría describirse...

" Todo lo que florece, se acaba marchitando ... pero siempre habrá flores que te den la vida"



Insthar
 Diciembre' 10

1 comentario:

Calvarian dijo...

Desde luego la guerrera de la cimitarra...mira que tiene trabajo la tía, lo leche!!! es que no se acaban los enemigos? E
Es cierto todo lo que florece se marchita y se agosta, se seca y muere con el paso del tiempo. Ojalá existieran esas flores maravillosas que fueran capaces de dar la vida, quizá por ser un "capullo" me sean esquivas jejeje

Bésix cimitarrera peleona