martes, 22 de marzo de 2011

YRIA


Yria se sontenía entre las más altas ramas del bosque, escondiendose de sus compañeras, que la buscaban. Ella siempre andaba entre juegos, y bromas ,a veces muy pesadas, que sus amigas aguantaban por la bondad de la joven hada, que tan solo deseaba sacarle el jugo de felicidad, a cada segundo de su vuelo.
Las tres amigas habían salido temprano a buscar luciernagas, para que esa misma noche ,el cielo oscuro se iluminara con todas ellas.
Yria, subió demasiado alto y en su volar frenético de alejó en exceso de sus amigas. Tras percatarse, intentó buscarlas, entre gritos y silbidos buscó la manera de volver con ellas a su casa, pero tras un largo rato y cayendo la tarde sobre ella, decidió descansar en una rama del árbol.
No sabía que hacer, se había perdido y no podía volver a casa, hasta que los pajarillos azules que cantaban al amanecer, no le indicaran su camino.
Absorta en sus pensamiento, no escuchó el sibilino caminar de una serpiente gigante que se acercaba a ella. Desde lejos, comenzó a emitir una melodia hipnótica con su viperina lengua. Un siseo que obnubiló a la joven Yria, que cayó prendida de ella, cuando clavó sus ojos en la bestia.
Hipnotizaba , era incapaz de entender el peligro que esta entrañaba, pues tan solo deseaba la fresca sangre del hada, que su vitalidad y alegría corriera por su cuerpo, convirtiendo a la bestia en una ser más ágil, más joven y más alegre.
Cada dia, la bestia observaba a esa hada, mientras su boca salivaba por el deseo de tenerla entre su cuerpo, rodeandola en un abrazo mortal, sintiendo el calor mágico que desprendia en cada aleteo. La excitación incrementaba con cada imaginación de esa vil serpiente, hasta encontrarse frente a ella, y con un deseo claro y ferviente.
Indefensa, frente a ella, Yria no escuchaba las plegarias de Irka, su amiga más guerrera, que le instaba a sacar de su muslo la daga que le arrebatara la vida a esa infame bestia. Oidos tapiados tambien a la racional Irenia, que le instaba a huir, a planear un plan para escapar de sus facues ,de un abrazo que la llevaría a perecer en una obsesión insana. Pero Yria, fundida con el azul del mar que contenia los ojos de la bestia, se zambulló sin más, en esa atracción fatal.
Frente a la bestia,que tan solo quería succionar su alegría inocente y el calor de su corazón. La indefensa hada guardó sus alas, y aún sabiendas ,que acabaría presa de sus fauces, se acercó a él, y acarició su mejilla con ternura y cariño.
Había caido presa de su fin, del ser que rompería sus alas, destiñendo los colores, deshaciendo la seda que formaban los dibujos de estas y encarcelandola en esa rama, en un mundo sin vuelos ,sin libertad.
Había sido atrapada, por la bestia que rasgaría su corazón, hasta que este se deshiciera con su sangre y tan solo, quedara un hueco en su pecho, por donde retumbarían los susurros de esa lengua infame.
Pero de todo es sabido ,que una hada no peude vivir sin alas. Que una hada es todo corazón y si, este se pierde ,ella muere.
Frente a la mirada azul de la bestia, Yria comienza a consumirse, su sonrisa se curva buscando la tierra, sus manos caen cansadas al lado de su cuerpo ,que cada vez es más diminuto. Su luz se esparce por el universo, buscando la luna de donde una vez emergió. Y su sonrisa, tan solo queda en la memoria de sus amigos.
Esa bestía, rozó con su larga lengua , su rostro apagado ....
Ýria, cayó al suelo, cerrando delicadamente los ojos, y con su último suspiro...le dió su vida.
Insthar

domingo, 20 de marzo de 2011

TEMERARIO


Rodeado de todo lo que su mente podía desear, los manjares más exquisitos estaban a su disposición con tan solo imaginarlo. Un lugar hermoso, repleto de flores.Un manto verde, por el que trascurría un riachullo preñado de peces ,y donde ,una boveda azul presidida por un inmenso sol, adornaba su techo. El paraiso.
Pero todos los paraisos dejan de serlo en algún momento. Su curiosidad le llevó a buscar más allá de las nubes, a dirigir su mirada a la lejania calurosa y ardiente de lo desconocido, sin entender que "él" ,todo lo ve y pronto cayó sobre el insignifcante humano toda la justicia divina.
Una mañana mientras prendía en su rostro una enorme sonrisa tras una instensa noche, comenzó a notar que el suelo nuboso que le sostenía iba perdiendo consistencia, hasta que un enorme agujero ,puerta a la nada, le lanzó al abismo más asfixiante y tenebroso.
El golpe fue tremendo, se escucharon por los alrededores, como su cuerpo caía al suelo con un sonido seco y estruendoso. Magullado y desconcertado tocó sus extremidades, verificando su estado de salud, que aunque dolorido ,no tenía ningun hueso roto.
La oscuridad se cernía sobre su sombra, que proyectaba la luna sobre las paredes de este extraño pasadizo. Dos muros enormes contenían un camino de cenizas y ascuas ,apenas calientes. Sus pasos lentos y cansados le trasportaban al mismo infierno. Cuanto más se acercaba, las ascuas de ese camino acrecentaban su fuego. Un calor que quemaba sus pies, derritiendo la piel de sus piernas, haciendo casi imposible el camino, pero inimaginable el pararse en ese lugar...pues terminaría consumido por las ascuas ardientes.
La locura, la desesperación comenzaba a brotar como pequeñas florecillas en su mente, ideas estrambóticas ,risas istrionicas que retumbaban en la noche, y que le acompañaron en los ultimos pasos hasta toparse con la gigantesca puerta del corazón del infierno.
El temor se había evaporado en ese misero caminar, dejando a un ser arrogante, y temerario. Gritó frente al portón, vilipendiando al señor de la fortaleza. Sus carcajadas precedían a palabras malsonantes y afrentas al mismo Lucifer, cuando ... el portón ,se abrió ,entre chirridos ,que asustaban y te anteponían en lo peor.
Caminó hacia las inmensas llamas que regían el centro del lugar. Tras ellas, un enorme trono ,donde esperaba Lucifer. Y a su alrededor, sus secuaces miraban al intruso ,iracundos y expectantes.
Su lengua lanzaba dardos enveneados, inconsciente de l oque sus actos le acarrearian. Como una metralleta, no cesaba de insultar al rey del territoria que pisaba, cuando se quedó mudo, y asombrado.
Lucifer, se levantó de su trono y bajo , con una malefica sonrisa en la boca. El estulto caballero, expulsado del paraiso, dirigió su indice hacia la figura que bajana los escalones de piedra ,tallados en la misma roca de esa cueva y dijo;
- Eres una mujer .... y estás muy buena...
Mientras la dama oscura caminaba hacia él ,segura y meditando, cual de todos sería su castigo .Llegó  frente al intrépido humano, que no habia cesado de dirigirle muecas desagradables y violentas, que no hicieron más que subir la temmperatura del lugar. Pero a este juego, este pequeño insecto no podría con la dama del mal.
- Bienvenido a mi guarida, caballero .
Su mirada te hundía en el delirio, eran como las llamas de su palacio, que te arrastraban a desear perecer bajo su latigo. Ella, se acercó a él, que inducido por una locura trasitoria no cesaba de parlotear, sin percibir la peligrosidad de sus actos.
Su osadía rozaba la estulticia. Una arrogancia que acrecentaba las perversas ideas de la dama oscura.La sabiduría se acercó a sus oidos, en un instante de lucidez, que n oquiso escuchar : " quien juega con fuego ,se mea en la cama" ... Pero era tal su altanería , que escapando entre risas, vaciló al rey del infierno... Y ya se sabe, el que se acerca a la hoguera, puede caer preso de las llamas.
- Bueno, pequeña ...me tengo que marchar que ya he perdido bastante tiempo con una zorra como tú, a la que seguramente, tu amado Lucifer, está poniendo la cornamenta con algun humana potente ... me esperaba algo más diabolico ,pero veo que hasta el infierno está descafeinado.
Entre risas dió la espalda a la Dama oscura ,a la que tales palabras no había herido su integridad, sino conseguir un buen plan, para hacerle sentir el calor del infierno....
Un chasquido antepuso a la caida del humano, al suelo. Ella había agitado el látigo hasta que ete se enredara en el cuello del intrepido joven.
Complacida, mientras veía como se retorcia por el suelo del dolor, lo arrastraba a sus pies, tirando del latigo y marcando por siemrpe su cuello.
- Levantate, valeroso capullo...
Las palabras se ahogaron en la garganta del atrevido joven, que comenzaba a atisbar la suerte que correría.
- Me puede usted repetir lo que ha dicho hace un instante ....
- No, ..solo era una broma..perd...
- No hay nada más despreciable que los que huyen de sus actos...esperaba un poco de hombría en este cuerpo de huesos y grasa putrefacta.
- Señora, no era mi intención ... : cabizabajo y suplicante, pedia compasion a la dama del infierno.
- Espero que te guste el fuego ....

Con un rapido gesto de muñeca, elevó el cuerpo endeble del joven y lo lanzo  a la hoguera. Entre gritos, este pudo notar como cientos de pinzas pellizcaban su carne deshaciendola en pequeños pedazos que daría de comer al ejercito de cangrejos de fuego que habitaban en la hoguera.
Mientras ,al otro lado y sentada en su trono, observaba complaciente .... la hermosa Dama oscura.
En el último instante, volvió a tirar el látigo hacia él .... y lo sacó de la hoguera. Él, gritaba al cielo, por perecer en la hoguera y no ser el juguete de esa mente tan vil y perversa.

"el que se acerca a la hoguera, puede caer preso de las llamas"

Insthar

domingo, 13 de marzo de 2011

FIRE


Pasaban las doce de la noche, el ambiente del pub aumentaba al mismo tiempo que las luces se atenuaban, dejando paso, a los felinos movimientos que despertaba la nocturnidad y el alcohol, que corría por las sedientas bocas,con lo que apaciguaban sus deseos más irracionales.
Apoyado en la barra, dejando que sus codos soportaran el peso de su atletica anatomia. Enfundado en su chaqueta de cuero negro, intentaba pasar desapercibido para la jauria de lobas ,que acechaban desde la pista de baile. Se giró hacia el barman, aburrido, de no encontrar aquello ,que andaba buscando cada jueves noche. Jugando con el último trago de su copa, decidió que habia llegado el momento de su marcha. De golpe, acabó con el último aliento de su copa y se giró en busca de la puerta.
Levantó los ojos, que segundos antes estaban perdidos por las baldosas del suelo, y .... el impacto fue brutal. A unos metros, clavaba su mirada en él, provocandole el colapso de sus pulmones, que pronto intentó controlar. La siguió con la mirada ,sin encontrar en ella ningún atisbo de timidez.
Sin perder la vista a sus curvas lujuriosas y a esa mirada cautivadora, sus pasos le llevaron a un lugar más apartado del pub, desde donde observarla.
Esa mujer le inquietaba,  mantenía bajo su mando el control del universo, de su universo, sin perder ni una pizca de espontaneidad. Sabia jugar con fuego sin quemar su piel, pero sintiendo la pasión de su calor.
A lo lejos ,miraba como bailaba con el acompañante de la noche, un fornido y atractivo joven que jugaba con sus curvas, sin conocer su peligrosidad.
El dj anunció una petición para esa noche. En el preciso instante que los golpes d ela canción comenzaron a volar por entre los cuerpos sudorosos y fervientes del local, ella giró su rostro y ....  provocó una ola imparable en mi cuerpo. Solo con esa mirada tan arrolladora conseguía arrasar cual tsunami mi alma. 
Apoyado en la pared, la miraba mientras ella jugaba conmigo. Su mirada fija en mi, mientras sus manos acariciaban su pelo, hasta parar en su boca, donde dibujar las deseadas curvas de sus labios. Recorriendo su cuello por donde, desearia perderme para descubrir el sabor de su piel, hasta amanecer en la calidez de su pecho. Una sonrisa pícara y altanera, prendía en su rostro ,sabiendo que estaba a su merced.
Sus caderas ligaban con las notas que flotaban en el aire, con movimientos sensuales y delicados ,pero eroticamente febriles, te abocaban a la locura. Su cintura emergía bajo su diminuta camiseta, contoneandose cual sepierte, en un baile exotico y frugal,que invitaba a mecerte en su danza lujuriosa. Sus manos recorrian su cuepro, con la portentosa insinuación de que fueran las mias las que calmaran su fuego.
Su acompañante buscó su premio, pero se encontró con el vacio.
Ella le susurró al oido ,y caminó hacia el fondo de la sala....fija en su objetivo y con el felino caminar que la caracterizaba, se acercó a mi..
Estaba tan cerca que  me empapé  de su salvaje perfume, ella me miró a los ojos, y al tiempo que me acariciaba el pecho .... me digo:
- La vida no está hecha para los voyeurs ....
Y se marchó ... marcando cada golpe de la canción con sus caderas....
A punto de la inconsciencia....él miró al suelo, y .... salió tras ella.
Insthar


martes, 8 de marzo de 2011

A LA DERIVA


No podría adivinar, el instante en que todo comenzó. No sabría decir, si fue bajo un sol de justicia, o una tarde de otoño bajo las nubes grises. O una noche estrellada con la luna más luminosa en lo alto del cielo. No sabría vislumbrar, que ocurría a su alrededor ,cuando lo inevitable comenzó a suceder.
Rodeada de otras barcas, algunas grandiosas ,otras más modestas ,pero todas amarradas en el puerto.
Un lazo a la tierra. Un vínculo con las demás embarcaciones, con los pasadizos de madera que conectaban cada amarre, con cada farola que alumbraba el puerto.
Desconocidas son las causas que lo desencadenó, pero la barca desvencijada, flotaba por inercia, arrastrada por la marea que la separaban de la tierra y tan solo protegida por el tímido amarre.
Una cuerda, como un brazo que se alarga desde la madera de la barca, hasta aferrarse a ese gran trozo de hierro, que es la única esperanza para no perderse en el mar.
La cuerda se desliza delicadamente, despacio,liberándo el nudo que la sujeta, mientras la barca siente en sus piezas, como eso ocurre.
No quiere mirar ,conoce su destino.
Ese brazo ,de largas fibras trenzadas que recuerda a una anciana despeinada ,y turbada de brújula estropeada,se va desenredando de las manos férricas ,de aquel que le agarra desde el puerto.
Inevitable, la barca se deja mecer por las caricias de las olas, mientras se aleja de la tierra. El vaivén ,recuerda a la mecedora que intenta relajar los músculos doloridos del anciano que espera, tan solo espera, su última visita.
Las olas elevan la barca y solo en ese instante, puede ver el puerto ,los barcos, su sonrisa y el abrazo de sus hijos. Solo ese segundo, antes de que la ola vuelva a bajar, recuerda lo que el horizonte se engulle con su caída.
Lentamente se aleja de sus recuerdos, de su vida, de su amarre y de los días en que el sol se posaba en su proa, para escuchar el canto de las sirenas, mientras en la popa, ella le sonreía feliz.
No tiene fuerzas, tan solo espera a que la luz se apague para siempre, en que el mar calmo ya no le muestre sus recuerdos nítidos en cada cresta de la ola. En que su corazón de madera no se resquebraje cada dia un poquito más, cuando su cuerpo cae sin remisión hasta las profundidades del mar.
Como poder soportar la cruel condena? ,de saber a ciencia cierta, que estarás tan lejos de la orilla, que ya nunca la verás, ni la recordarás ,que tan solo queda la nada, el mar infinito y salado ,que escuece en tus heridas.
Como soportar el ser consciente que todo ha terminado, mientras las demás barcas, las farolas, los tablones de madera y tu amarre, siguen viendote desde la orilla, y tu ya no les recuerdas ?
Un viaje incierto, despiadado y triste, que deja tu barca en el grandioso océano, a la merced de las mareas, pero con la certeza de que nunca llegará a puerto...ni siquiera las gaviotas volarán sobre ti. Tan solo te queda la soledad, porque tus recuerdos, se han quedado en la orilla ....se han hundido en este mar inmenso.
Una mirada te explica como se siente esa alma. La quietud del cuerpo te mostrará , la incapacidad de acción. Las palabras pierden su sentido ... cuando no se encuentra una solución, cunado lo inevitable toca a tu puerta ...y ni siquiera puedes decidir si abrir o no...porque ya estaba abierta.
Insthar

martes, 1 de marzo de 2011

DULCE SABOR ...



Hace días que dejé atrás la última aldea. Sin rumbo, camino al encuentro de mi destino. Bajo la noche más oscura, incluso la luna temerosa se esconde tras el horizonte. Mis pasos me han llevado a un bosque algo tétrico y fantasmal.

Escuchó las aguas de un rio cercano, que me muestra a lo lejos una cascada inmensa que cae fuertemente, a un lago de aguas claras. Mucho tiempo ha pasado tras el último baño, y no dudo un instante que merezco uno.

Mientras deslizo las correas que sujetaban las espadas a mi espalda, algo llama mi atención poderosamente. El crujir de las hojas secas que todavía pululan por el bosque, me saca del trance del magnífico baño que me llamaba con insistencia. Miro a mi alrededor, con mi cimitarra en la mano, pero tras unos instantes, decido relajarme y pensar en una ardilla juguetona la causante de esa inquietante sorpresa.

Deshago los nudos que aferraban a mi muslo, las afiladas dagas de ámbar verde, y me despojo de mi sarawil, recuerdo de mis viajes por la tierra seca.

Escondida bajo los restos de las últimas escaramuzas, de la sangre reseca de mis adversarios, de la tierra en la que la hoja de mi espada derramó la vida de los más aguerridos guerreros, que buscaban a la hechicera azul, aquella que había vilipendiado y arrojado a los infiernos el honor del Amo y Señor del condado vecino.

La frescura del agua acariciaba sus piernas mientras ella caminaba pisando las piedras, sintiendo su dureza en sus cansados pies. Se zambulló en el lago, saboreando en cada ápice de su cuerpo, la sensación maravillosa del abrazo fresco y vigorizante del líquido elemento, su pelo caía sobre sus hombros, ocultando su espalda, mientras dejaba caer el agua sobrante por su pelo oscuro.

Flotaba en la superficie, tumbada miraba al cielo sin luna, disfrutando del único momento de tranquilidad desde hacía semanas. Tras un largo baño, emergió de las aguas, como una diosa, resplandeciente, renovada e imponente. Sus curvas te condenaban a lanzarte a ellas, y perderte en su regazo, a zambullirte en su mirada transparente, para despertar amarrado a su espalda, con la certeza, de que pronto se marcharía, abogándole al intrépido enamorado a vagar por el mundo buscándola.

Agarró su larga melena, destilando la innecesaria agua de esta, cuando siete individuos la acorralaron. Lejos quedaban sus espadas, y las dagas mágicas, incluso sus ropajes, pero el miedo no tenía espacio en ella y menos por siete insignificantes orcos del valle.

Le miró con indiferencia a cada uno de ellos. Mientras, éstos gruñían exacerbados por un deseo salvaje de apoderarse de esa dulce víctima. Sus lenguas lamían las babas repugnantes que caían por su boca. El hedor emanaba de ellos con más intensidad, olor al deseo de devorar las prietas carnes de esa joven. El círculo se hacía cada vez más diminuto, dejándola en el centro, rodeada de lujuriosos animales. Sus bufidos chocaban con su rostro, como apestosas bofetadas que podrían asfixiar a cualquier dama, pero no a ella.

Dos orcos la sujetaron mientras sus manos acariciaban con fiereza su cuerpo, reptando por su abdomen para estrujar sus hermosos pechos. Lenguas rugosas que lamieron sus piernas perdiéndose en la oscuridad de su universo. Su cuello, mordido por colmillos machacados, arañado por negras uñas, rasgando su delicada piel.

Fue cuando uno de ellos, apretó su cuerpo contra ella, cuando desató la furia más irracional y cruel. Absorbida por los siete orcos, que le ocultaban de los dioses presentes, devorada sin piedad por una sed desmedida, tumbada sobre sus manos a unos metros del suelo, con un atrevido y mugriento orco, sobre ella, presentando lascivamente su pequeño guardián a las deseadas caderas de ella.

La tierra tembló, en un golpe certero y brusco. El cielo crujió, volviéndose sangriento mientras un viento comenzaba a bufar con fuerza. Entre las manos de los orcos, se movía imparable el cuerpo de la joven, poseída por una fuerza descomunal, que la llevaba a curvas su espalda como si el cielo la exigiera como trofeo, movimientos epilépticos, acompañados de gritos ensordecedores. Pero, todo calló, ante la obnubilada mirada de los orcos. El silencio reinó durante un segundo en ese bosque, hasta que una luz potente explotó en el cuerpo de la joven. Los orcos cayeron al suelo por la magnitud de la explosión, y cuando abrieron los ojos, encontraron cientos de serpientes donde antes se encontraba la guerrera. Serpientes gigantes, que danzaban sinuosamente al son de su cascabel, en busca de ellos.

Pronto, los siete orcos estaban bajo el poder de las serpientes. En una danza sensual, se enroscaban por su cuerpo, en el abrazo de la muerte, para rodear su cuello, buscando su óbito. Poco a poco, y dejando que el mugriento orco, sintiese como la vida se perdía segundo a segundo. Como su negro corazón dejaba de bombear sangre a sus tejidos, como el color de su piel se volvía cianótico. Aburrida de la espera, la serpiente en un movimiento brusco, giró sin piedad el cuello del animal, dejándole tumbado y muerto en el suelo. Tan solo quedaba el último orco, aquel que había manchado la piel de la joven con sus lujuriosos movimientos, con esa lengua rugosa y su aliento apestoso, el mismo que la había deseado y pretendía hacerla suya.

Las serpientes volvieron reptando hasta convertirse en la guerrera, tan solo una asfixiaba y contenía al insurrecto. Ella se acercó y con su daga, realizo en su cuerpo pequeños cortes, que ayudarían a que él se desangraba despacio. Llamó a la serpiente para que se fundiera en su cuerpo, ahora que el orco estaba bajo su control.

- Pobre ignorante, podría disfrutar mientras abro tu abdomen en dos, y esparzo tus vísceras por todo el bosque, para dar alimento a los animales, a los chacales, pero incluso para ellos, comer tu carne sería una maldición. Podría reventar tu cabeza a base de golpes con la piedra más fría y pétrea que pudiera encontrar, pero podrían escapar tus ideas y apagar a vida de las flores. Podría tirar tu cuerpo al rio de la muerte, y disfrutar como las pirañas devoran tu carne…ya ves, no me faltan ideas de cómo matarte. …. Pero, el tiempo es muy valioso y ya estoy perdiendo demasiado contigo. Mírame, perro inmundo…. y complácete de morir bajo mi cimitarra.

Clavó su poderosa mirada en él, mientras acariciaba con su daga el cuello de la bestia. La sangre brotaba de su cuello, bañándola en satisfacción, acaparando la maravillosa sensación de exterminar a un animal, a un salvaje que había tocado su tenue piel.

Excitada por la victoria, lamió su daga, saboreando el placer de la muerte de su enemigo. Imponente y felina, volvió a sumergirse en las tibias aguas del lago…. Mientras observaba como comenzaban a aparecer las hienas en busca de su banquete.

Insthar